El agua para los riegos se encuentra en pleno rendimiento

La comunidad de regantes de Peramola y Bassella, que gestiona el riego de estos dos municipios situados al sur de la comarca del Alt Urgell, ha transformado en regadío más de 300 hectáreas de las cerca de 600 en las que la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) llevó a cabo obras de compensación por los efectos que tuvo la construcción del pantano de Rialb en la zona.

Los propietarios hicieron frente a una inversión de 6.000 euros por cada hectárea de terreno para habilitar la instalación interior de sus fincas, que incluye el sistema de riego por aspersión. La inversión se cifraba inicialmente en 4.500 euros, pero la crisis de suministros la encareció hasta llegar a los 6.000 actuales.

El organismo de cuenca asumió, con una inversión de más de 4 millones de euros, las obras de la canalización principal desde el pantano de Oliana y la estación de bombeo para transformar 575 hectáreas de secano en regadío distribuidas entre Peramola y Bassella. Los trabajos acabaron en primavera del 2021 después de casi 20 años de espera, con protestas y movilizaciones de los agricultores propietarios de las tierras, que en varias ocasiones organizaron tractoradas por la carretera C-14, con cortes de vía incluidos. 

Entonces empezaron a regar las primeras 200 hectáreas de fincas de un riego de compensación que llegaba con una generación de retraso, teniendo en cuenta que fue en el año 2000 cuando el embalse de Rialb anegó una gran parte de los mejores terrenos agrícolas de la zona. La red secundaria del regadío la ejecutó la Generalitat en 2015 con un proyecto de obras que ascendió a 3,7 millones de euros. De forma paralela, Govern y regantes asumieron las obras para instalar un sistema de telecontrol del riego para gestionar de una forma más eficiente el agua. La mejora supuso una inversión de 180.000 euros, de los cuales los regantes aportaron el 25%. 

La comunidad, que ve el riego como una “revolución paisajística y también económica”, dispone de una concesión de agua de la CHE de 6.600 m3 por hectárea y año, una cantidad suficiente para regar todas las tierras. Cada año hay propietarios nuevos que quieren regar más superficie. Otros, que en su día no veían viable ni atractivo el riego, van cambiado de opinión.

Joan Puig López, presidente comunidad de regantes: «Ha llegado tarde pero hemos aprovechado el riego»

Joan Puig, presidente de la comunidad de regantes de Peramola y Bassella, explicaba esta semana que cada año suman nuevas hectáreas de superficie regable de agricultores que optan por ampliar sus tierras de cultivo. “Ahora sí que podemos decir que nuestras tierras son rentables y que el riego está al máximo rendimiento”, asegura. Los agricultores cultivan mayoritariamente cereal de invierno (centeno, cebada y avena) en la primera cosecha (de noviembre a mayo) y alfalfa, maíz y sorgo en la cosecha de verano (de junio a octubre). Puntualmente también algún árbol frutal y olivos. “No le damos descanso a las tierras, lo justo para prepararla durante 15 días para volver a plantar”, dice. 

Apunta que algunas empresas presentaron proyectos para cultivar pistacho pero los agricultores descartaron la opción. “Nos pedían muchas hectáreas y la concesión era a 50 años, demasiado tiempo para hipotecar nuestras tierras”, explicó Puig. Los propietarios consideraron que el rendimiento que sacan a los cultivos es muy satisfactorio y “no tenemos la necesidad de entregar nuestras tierras”. A pesar del optimismo, Puig recordó que la compensación “llega un poco tarde”, porque los propietarios de las tierras ya se han hecho mayores y actualmente hay poco relevo generacional en la agricultura. El presidente agradeció el esfuerzo del Govern y la CHE.