El frío avanza la berrea del ciervo en el Pirineo leridano
Con la llegada del otoño, los bosques de la península ibérica se llenan de un sonido inconfundible que señala uno de los momentos más esperados por los amantes de la naturaleza: la berrea del ciervo. Este fenómeno, que tiene lugar entre mediados de septiembre y principios de octubre, es el periodo de celo de los ciervos, en el que los machos emiten potentes bramidos para marcar su territorio y atraer a las hembras. Varios ciervos se dejaron ver ya este domingo en el inicio del período de berrea en el parque del Alt Pirineu. Los puntos de observación gratuitos estarán abiertos todos los fines de semana hasta el 13 de octubre .
El término "berrea" proviene del sonido que emiten los ciervos durante este ritual. Los bramidos pueden escucharse a kilómetros de distancia, especialmente al amanecer o al atardecer, momentos en los que la actividad de los animales es más intensa. Además de los característicos sonidos, la berrea está acompañada de una serie de comportamientos que hacen de este periodo un espectáculo único: los machos, con sus imponentes cornamentas, se enfrentan en duelos para ganarse el derecho a aparearse, en luchas que pueden ser impresionantes tanto por la fuerza como por la destreza que demuestran.
El objetivo principal de la berrea es asegurar la reproducción. Durante este periodo, los machos más fuertes y dominantes son los que logran formar harenes de hembras, asegurando así la supervivencia de los genes más aptos. Las luchas entre machos rara vez terminan con graves heridas, ya que suelen ser más una demostración de poder que una batalla a muerte. Sin embargo, los choques de cornamentas, que pueden durar varios minutos, son parte fundamental de este espectáculo natural.
Una vez concluida la berrea y pasada la temporada de apareamiento, el ciclo natural sigue su curso. Las hembras gestarán a sus crías durante aproximadamente ocho meses, y los nacimientos se producirán en la primavera siguiente. Es en ese momento cuando los bosques volverán a llenarse de vida con la llegada de los nuevos cervatillos, pero hasta entonces, la berrea deja una huella profunda en el paisaje y en quienes tienen la suerte de presenciarla.
La berrea no solo es un evento biológico, sino también un fenómeno que atrae a miles de visitantes cada año. Parques naturales como el del Alt Pirineu se convierten en puntos clave para observar de cerca este fenómeno. Los aficionados a la fotografía y el senderismo aprovechan este periodo para disfrutar del espectáculo, siempre desde el respeto por el hábitat de los animales.
A pesar de ser una de las especies más icónicas de la fauna ibérica, el ciervo enfrenta amenazas como la pérdida de hábitat, la caza furtiva y el cambio climático. La preservación de sus entornos naturales es fundamental para garantizar que la berrea siga siendo un espectáculo recurrente en nuestros bosques. El equilibrio entre la observación de la naturaleza y la conservación debe ser una prioridad para asegurar que las futuras generaciones puedan seguir disfrutando de este fenómeno.