SORT
Fauna y sequía diezman la vendimia en el Jussà
La falta de lluvias en el Jussà causa estragos con pérdidas de hasta un 90%. Sin embargo, las precipitaciones en el Sobirà normalizan la producción, aunque aumentan daños por animales
Las bodegas del Pallars han comenzado estos días la recogida de los primeros kilos de uvas. La vendimia en estas comarcas comienza más tarde que en el llano y en otras zonas con menos altitud, pues una mayor diferencia de temperaturas entre el día y la noche permite un ritmo diferente de maduración de las uvas. Las expectativas del sector son muy distintas entre las bodegas en el Sobirà y aquellas que están en el Jussà. La productividad de las primeras se ha normalizado, al registrar la comarca una mejor pluviometría que en los últimos años. Por su parte, las fincas en el Jussà aún se resienten de la sequía acumulada, que junto a las heladas de la pasada primavera, les ha comportado pérdidas de hasta un 90%.
Los payeses de ambos territorios coinciden en que la problemática con la fauna salvaje no hace más que aumentar. Corzos, jabalíes y bandadas de estorninos causan estragos en sus cultivos, con daños que arruinan hasta un 30% de su producción. Algunos productores comienzan a plantearse arrancar las vides, mientras que otros han comenzado a proteger sus plantas con mallas o vallas. Ingrid Sebastia, una de las socias de Cota 730, en Rialp, explica que “al tener pocas hectáreas decidimos vallarlas, pero debido a que están ubicadas en una zona con pendiente hay animales que siguen entrando”. Es una de las bodegas que inicia estos días la vendimia en la zona. En las últimas semanas ha ido controlando el nivel de azúcar de sus uvas mediante un aparato llamado refractómetro, con el fin de recolectarlas en el punto justo de maduración para conseguir el grado de alcohol que quiere para sus vinos.
También en el Sobirà, Josep Rabassa, copropietario del Batlliu de Sort, asegura que la vendimia este año es “bastante normal”. “Confiamos en recoger entre 4 y 5 toneladas por hectárea, como una campaña normal. Debido al clima más frío de la zona, el ciclo vegetativo es más corto y la producción no es tan alta como en otras”, explica Rabassa, que trabaja con variedades más nórdicas como pinot noir, riesling o viognier. Por su parte, Núria Bigorra, de la bodega Terrer del Pallars, en Figuerola d’Orcau, define esta campaña como “la peor en los 12 años que llevamos en el sector”, tras registrar pérdidas de hasta un 90%. “No ha sido un verano extremo como otros, pero la planta tiene memoria”, explica Bigorra, que se consuela afirmando que “lo poco que hemos recolectado es de gran calidad y el producto final será excelente”. También la bodega El Vinyer, en Tremp, arrastra aún las consecuencias de la sequía, con pérdidas de hasta un 70%.