LA SEU
El arzobispo de Urgell, Joan-Enric Vives, ordena a su sucesor
Hacía 53 años que la catedral de Santa Maria de La Seu no acogía uno de estos actos.
La ceremonia que ungió a Serrano contó con más de un millar de asistentes, entre invitados y feligreses
Josep-Lluís Serrano ya es obispo coadjuntor de Urgell y futuro copríncipe episcopal de Andorra. La catedral de Santa Maria de La Seu, llena a rebosar, acogió ayer su ordenación en una jornada histórica, cincuenta y tres años después de la última, la de Joan Martí Alanis. El acto, que empezó con puntualidad a las 11 de la mañana y se alargó 3 horas, llegaba después que el Papa Francisco anunciara el nombramiento del nuevo obispo el pasado julio.
La ceremonia la presidió el sustituto para los asuntos generales de la Secretaría de Estado del Vaticano, Edgar Peña, y el arzobispo de Urgell, Joan-Enric Vives, con la presencia de otros 40 obispos catalanes y abades, entre ellos el nuncio apostólico Bernardito Auza, y el arzobispo de Barcelona, Juan José Omella. También estuvo presente el representante personal del copríncipe francés en el Principado de Andorra, Patrick Strzoda, y numerosas autoridades catalanas y andorranas, entre ellas el presidente de la Generalitat, Salvador Illa o el conseller de Justicia, Ramon Espadaler y el jefe de Govern de Andorra, Xavier Espot, entre otros.
Durante la ceremonia solemne, con 400 invitados y más de 600 feligreses presentes, el actual copríncipe de Urgell elogió al que será su sucesor cuando se jubile, de quién destacó ser “un buen sacerdote” y su “amor a la tierra y a la lengua catalana”. El diplomático del Vaticano, por su lado, le encargó que “escuche las necesidades de la sociedad y se acerque a los jóvenes”.
Una vez ordenado, después de su promesa como obispo y el canto de las letanías de los Santos, la imposición de manos, la unción y la entrega del báculo y la mitra, se celebró una eucaristía ya presidida por el nuevo obispo que acabó con la bendición a los presentes. En sus primeras palabras como coadjuntor, Serrano destacó que quiere “servir a los trabajadores que pasan dificultades, a los inmigrantes y a los ancianos” y reclamando un diálogo entre gente mayor y jóvenes. También tuvo unas palabras para su familia y mencionó a rectores de diferentes municipios de las Terres de l’Ebre y de su pueblo natal, Tivissa. Josep-Lluís Serrano se convirtió así en el obispo más joven de España, con 47 años. Al ser coadjuntor, sucederá al actual copríncipe episcopal cuando el Vaticano acepte su renuncia en una fecha por determinar pero que se calcula que será, como mínimo, no antes de un año por la complejidad de cargo.