La zona del Pirineo de Lleida donde abundan los robellones

Las generosas lluvias de principios de septiembre han dejado los suelos de los bosques pirenaicos bien empapados, creando las condiciones idóneas para que esta temporada de setas arranque con fuerza. Si se mantiene la humedad con alguna lluvia adicional y las suaves temperaturas, los expertos auguran una campaña excepcional. De hecho, los buscadores de setas más experimentados ya han vuelto con las primeras cestas llenas de cepas y robellones tempranos procedentes de las partes más elevadas del Pirineo leridano, especialmente de áreas que recibieron precipitaciones durante agosto, como la Cerdanya.

Pero cuidado, aventurarse estos días en zonas por debajo de los 1.200 metros buscando setas es arriesgarse a volver con las manos vacías. Muchos aficionados que se han adentrado en los bosques del Solsonès y el Port del Cantó lo han comprobado en primera persona. La clave está en ganar altura si queremos llenar la cesta en estas fechas tempranas.

El Port del Cantó, una apuesta segura

Si está planeando una salida micológica para el próximo fin de semana, una opción muy recomendable es dirigirse a la zona del Port del Cantó, tomando la carretera N-260 que conecta la Ribera de Urgellet con Sort. A lo largo de este trazado de 45 kilómetros, que hay que recorrer con precaución por sus numerosas revueltas, irá ganando altura hasta coronar el puerto a los 1.730 metros.

Saliendo desde Adrall, una vez pasado Canturri, encontrará a ambos lados de la carretera bosques fácilmente transitables y algunas mesetas cercanas al puerto donde podrá hacer buenas cosechas de robellones (níscalos), llenegues y, en los puntos más altos como Rubió, incluso alguna cepa. Estos parajes elevados concentran estos días el interés de los buscadores de setas más expertos.

Recomendaciones para una cosecha responsable

Si se anima a buscar setas, recuerde siempre seguir las buenas prácticas del experto buscador de setas. Recoja sólo los ejemplares que conozca con absoluta certeza y córtelos con cuidado, sin estropear el micelio. Utilice una cesta de mimbre que permita la dispersión de las esporas y evite remover excesivamente el suelo. Y, por supuesto, no se lleve más setas de las que realmente consumirá. Con estos sencillos gestos, contribuirá a garantizar la sostenibilidad de este valioso recurso natural.

Así que si desea disfrutar de una jornada inolvidable, respirar aire puro de montaña y, con un poco de suerte, volver a casa con un buen puñado de setas, ya sabéis dónde dirigirse. Ponga rumbo al Pirineo leridano y, especialmente, al Port del Cantó y sus alrededores. Os esperan parajes fascinantes para explorar y, quién sabe, puede que sea de los afortunados que encontrarán los primeros níscalos de la temporada. ¡Buena suerte y buena cosecha!