Descubre los secretos de las setas más exquisitas a los bosques catalanes
Expertos revelan las 6 especies comestibles más populares y dónde encontrarlas, pero alertan sobre el riesgo de confundirlas con variedades tóxicas
Con la llegada del otoño y las lluvias, los amantes de las setas se adentran en los bosques catalanes, cesta en mano, en busca de las variedades comestibles más preciadas. No obstante, hay que extremar las precauciones, ya que algunas especies pueden ser tóxicas y provocar graves intoxicaciones si se confunden con las comestibles.
Según datos de la Sociedad Catalana de Micología, cada temporada se registran centenares de casos de intoxicaciones por ingesta de setas venenosas, fruto del desconocimiento o la confusión con especies similares. Andrés Valverde, biólogo y miembro de la entidad, insiste en que "sólo se puede recolectar una seta si se priva 100% seguro de su identidad y comestibilidad". Además, remarca que la práctica más sostenible es "no tocar ninguna seta si no se tiene un interés culinario o científico".
Valverde alerta sobre el riesgo de confiar en las redes sociales para identificar setas a través de fotografías, ya que "determinar la especie con precisión requiere examinar detalles que se pierden en una imagen". Incluso una seta cortada puede perder matices cruciales para su correcta identificación.
La simbiosis entre setas y árboles
Las setas juegan un papel fundamental en los ecosistemas forestales, viviendo en simbiosis con las raíces de los árboles a través de las ectomicorrizes. Etimológicamente, "micorriza" proviene del griego "mýkes" (hongo) y "rhiza" (raíz), evidenciando esta estrecha relación. Las setas proporcionan nutrientes y sales minerales en las plantas, ofreciendo numerosos servicios ecosistémicos en los bosques.
Las 6 setas comestibles más populares en Cataluña
En Cataluña, la tradición buscadora de setas está fuertemente arraigada y los bosques se llenan de cazadores de setas durante la temporada. Según Valverde, las 6 especies comestibles más comunas son:
1. Níscalo o robellón (Lactarius sanguifluus): Es el más abundante en los pinares y coníferas mediterráneas. Se caracteriza por su sombrero anaranjado que se devuelve verde al tacto.
2. Cep (Boletus edulis): Denominado seta de calabaza por sus grandes dimensiones, tiene un sombrero en forma de paraguas y una textura esponjosa. Se adapta a varios tipos de bosques.
3. Ruiseñor - rossinyol (Cantharellus cibarius): De carne blanca y compacta, su forma recuerda una copa. El color varía según el terreno, del amarillo blanquecino al naranja. Se encuentra escondido entre la hojarasca de hayedos, castañares y robledales.
4. Higróforo blanco -Llenega blanca (Hygrophorus marzuolus): Completamente blanco y con rugosidades parecidas a una lengua áspera, crece en terrenos calcáreos y húmedos. Aparece en otoño avanzado y puede perdurar hasta marzo.
5. Trompeta de la muerte (Craterellus cornucopioides): Con una morfología de embudo vacío, tiene un sombrero frágil y ondulado de color oscuro. Crece en grandes cantidades desde finales de verano hasta el otoño, en bosques húmedos de hayas o robles.
6. Mízcalo - Pinetell (Lactarius deliciosus): Conocido como escarlet, tiene un sombrero rubio púrpura con manchas vinosas y una textura viscosa. Se encuentra bajo encinas, robles o hayas, a menudo en grupos numerosos.
Precauciones y recomendaciones
A pesar de la popularidad de estas especies, hay que recordar que existen variedades tóxicas que pueden confundirse fácilmente con las comestibles. Por ejemplo, el mízcalo (pinetell) puede confundirse con el níscalo de cabra felpudo, mientras que los ruiseñores (rossinyols) se parecen a la seta de olivo, una especie bastante tóxica.
Para evitar intoxicaciones, es fundamental conocer bien las especies o ir acompañado de un experto. Recolectar sólo los ejemplares que se identifiquen con absoluta certeza y evitar fiarse de fotografías a las redes sociales.
Con prudencia y conocimiento, disfrutar de las setas puede ser una experiencia gratificante y segura, permiten apreciar la riqueza gastronómica y natural que ofrecen los bosques catalanes.