LLEIDA
Lleida suma un millón de turistas antes del esquí y se acerca a batir un nuevo récord
De enero a septiembre alcanzó los 2,74 millones de pernoctaciones y es previsible que en todo el año supere el registro de 2023.
El alojamiento se encarece un 60% y la restauración, un 20% en 5 años
El sector turístico de Lleida se encamina a un nuevo récord de afluencia o, cuando menos, a repetir una marca similar a la del histórico 2023, tras haber superado holgadamente el millón de visitantes antes de comenzar la temporada de esquí, que tradicionalmente opera como una de las etapas de mayor actividad del año, y en plena campaña de otoño con propuestas en torno a la gastronomía y las ferias.
Los datos que ha ido difundiendo en las últimas semanas el INE (Instituto Nacional de Estadística) cifran en 1,099 millones el número de visitantes que se han alojado en la demarcación entre enero y septiembre en hoteles (775.156), campings (231.650), casas de turismo rural (58.815) y apartamentos (33.821), un balance que no incluye los que han pasado por las casi 5.000 viviendas de uso turístico (HUT, por sus siglas en catalán) de la demarcación, ni los usuarios de segundas residencias.
Esos visitantes generaron entre enero y septiembre un total de 2,74 millones de pernoctaciones, un dato que, junto con su propia magnitud, apunta a una media de 2,49 pernoctaciones por visitante, que sitúa a la demarcación como un espacio de estancias de duración media, por encima de las del fin de semana.
Esos registros y el aumento que suponen frente a los del año pasado apuntan a que el sector turístico leridano puede batir este año de nuevo su récord de afluencia, que quedó establecido el año pasado en el entorno de los 1,3 millones de visitantes. De hecho, repetir la afluencia del tercer cuatrimestre de 2023 situaría las sumas en 1,344 millones de visitantes y 3,276 millones de pernoctaciones, siempre sin incluir los de las segundas residencias y los de las HUT, con los que esas cifras pueden llegar a duplicarse.
Las previsiones meteorológicas plantean la posibilidad de que en el Pirineo vuelvan a registrarse este otoño temperaturas y precipitaciones cercanas a lo que era habitual (frío y abundancia, respectivamente) antes de la aceleración del calentamiento global, y eso abre la puerta a que la campaña de esquí pueda arrancar este año a comienzos de diciembre o finales de noviembre, una eventualidad en la que, vistos los datos de los años anteriores a la pandemia y la posterior progresión, el Pirineo se juega en torno a 10.000 visitantes con alojamiento, más sus respectivos consumos.
Bata o iguale marca, lo que sí parece fuera de duda es que la aportación del turismo al PIB (Producto Interior Bruto)de Lleida va a crecer de una manera considerable este año: según los datos del IPC (Índice de Precios al Consumo), el coste de los alojamientos se ha encarecido un 62,7% en Lleida desde antes de la pandemia, un cuatrienio en el que los servicios de restauración y de bebidas han subido un 19,9%.
Esa progresión, y siempre según los datos del INE, ha hecho que el coste medio de una habitación lleve todo el verano por encima de los 75 euros diarios y que los precios de invierno, los de la campaña de esquí, ya dieran el año pasado el salto del a los cien euros por noche.
Una parte de esos incrementos se debe al aumento de los costes, entre otros, los energéticos, de los productos de alimentación y de los salariales, a los que, en el caso de los hoteles, la competencia de las HUT ha añadido otro: la necesidad de facilitar alojamiento a los trabajadores procedentes de otras comarcas y comunidades para poder disponer de ellos en la plantilla, algo que a menudo se traduce en una reducción de las habitaciones disponibles para el cliente que, de rebote, ha acabado por convertirse en un factor inflacionista para los usuarios.
No obstante, el impacto final de esos factores también depende, como en cualquier negocio en el que se da un encarecimiento de los factores productivos, de las estimaciones sobre los márgenes con los que trabajan las empresas y de la carga fiscal.
El encarecimiento de los paquetes turísticos, cuya comercialización es cada vez más frecuente en el sector turístico leridano, ha tenido una evolución algo más intensa que la de la restauración, con un avance del 28% en relación con los de 2019.
Las viviendas de uso turístico doblan en plazas a los hoteles
La oferta de alojamiento de las HUT (Habitatges d’Ús Turístic) se encuentra cerca de duplicar en la demarcación de Lleida a la de los hoteles, según se desprende del cruce de los últimos censos oficiales de ambos formatos. El último recuento de la Agència de Turisme de la Generalitat, de mayo, refleja la existencia de 4.654 HUT que suman un parque de 25.102 plazas, mientras que la Encuesta de Ocupación Hotelera del INE apunta a una oferta de 13.763 plazas en las 6.507 habitaciones de 270 establecimientos hoteleros.
La proliferación de HUT lleva tiempo provocando tensiones en el mercado del alquiler inmobiliario, en el que empuja al alza los precios en una demarcación en la que los arriendos medios ya se llevan más del 40% de la renta media disponible en el Alt Urgell y la Val d’Aran y pasan del 50% en la Segarra y en la Cerdanya. El desbocado encarecimiento que los alquileres han registrado en los últimos años, con ascensos continuos que suman un 23% desde 2021, ha llevado a la Generalitat a declarar como zonas tensionadas 21 de los principales municipios de Lleida, lo que conlleva limitaciones a la hora de revisar las rentas mensuales. No obstante, la vigencia de esa regulación se encuentra pendiente de revisión en el Tribunal Superior de Justicia de Catalunya. La presencia de las HUT alta en Aran, donde hay 10.496 vecinos y en que 1.699 de estos pisos y casas ofrecen 9.345 plazas, y también en la Ribagorça y el Sobirà, con 488 HUT y 2.684 plazas en el primer caso y 795 y 4.373 en el segundo.