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BAIX CINCA

Les comarcas del Bajo Cinca y la Llitera tienen zonas de riesgo con 23 kilómetros inundables

Las áreas de riesgo para cascos urbanos y para explotaciones agrarias se concentran en Fraga, Velilla y Ballobar. Cinco torrentes generan peligro

Cinca, Alcanadre i barrancs sumen 23 km inundables - E.BAYONA

Cinca, Alcanadre i barrancs sumen 23 km inundables - E.BAYONA

Lleida

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Los ríos Cinca y Alcanadre y cinco barrancos que desembocan en ellos generan amplias zonas de riesgo de inundación que suman algo más de 23 kilómetros de longitud y varios cientos de hectáreas de extensión, según los datos que maneja la CHE (Confederación Hidrográfica del Ebro) en su Plan de Gestión del Riesgo de Inundación (PGRI).

El peligro se mantiene latente en esas zonas años después de su detección debido, por una parte, a la ausencia tanto de actuaciones de mitigación de la crecidas como de intervenciones de retirada de elementos expuestos, caso de las viviendas y explotaciones agropecuarias; y, por otra, a la mayor torrencialidad de las precipitaciones como consecuencia del calentamiento global.

La crecida con retorno de diez años se ha superado en dos ocasiones durante este siglo en Ballobar

Algo más de dos tercios de la zona afectada en el Baix Cinca se concentran en Fraga, donde la ocupación del cauce del Cinca genera un tramo de 15,96 kilómetros con riesgo de desbordamiento, aunque el grueso de la afección estimada requeriría avenidas con un retorno superior a la década. Ese caudal de referencia se sitúa en 1.878 m3/s, que no se ha alcanzado en las últimas tres décadas, en las que el más elevado fue el de 1.442 de diciembre de 1997.

No obstante, el Cinca no supone el único foco de riesgo hidrológico para la capital del Baix Cinca, donde el barranco de Tom de Dios genera un área inundable de 2,14 kilómetros de longitud en las inmediaciones de la avenida de Sariñena, en la zona oeste de la ciudad.

Los barrancos, cuya peligrosidad ha quedado de manifiesto con la DANA que hace unas semanas descargó en Valencia y de la que la CHE lleva meses alertando en cada episodio de lluvias intensas, son, de hecho, el principal foco de riesgo en la zona.

Así, el barranco de los Planos da lugar a un área inundable de 1,3 kilómetros al oeste del casco urbano de Velilla, mientras que los de Valsalada, Las Hechiceras y La Tejería generan, junto con el tramo final del Alcanadre, otro de 3,67 kilómetros en Ballobar, en este caso con el casco urbano en el eje del riesgo.

El Alcanadre llega a Ballobar, unos kilómetros antes de tributar en el Cinca, tras recoger las aportaciones de una malla fluvial que nace en la sierra de Guara, de la que forman parte el Vero, el Flumen, el Mascún o el Guatizalema, entre otros, y que carece de regulación, y por tanto de capacidad de laminación.

Aquí el caudal de retorno de diez años (416,2 m3/s) se ha superado dos veces este siglo, en 2000 (512) y en 2003 (485).

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