LLEIDA
La crecida artificial barre la Mequinensa sumergida
La CHE espera mover 18.000 tn de lodos
La cola del embalse de Ribarroja, donde desemboca el Aiguabarreig Cinca-Segre, recibió este jueves la segunda crecida artificial en dos días, con una manga de 1.400 m3/s desde Mequinensa, en el Ebro, tras la de más de 500 que le llegó la víspera de Camarasa y El Grado.
“Nos hemos ido más arriba para empujar más los sedimentos”, explicó el jefe de la Oficina de Planificación Hidrológica de la CHE (Confederación Hidrográfica del Ebro), Miguel Ángel García Vera, que explicó el doble objetivo de esta experiencia pionera: movilizar más de 18.000 toneladas de fangos y macrófitos en Ribarroja y arrastrarlos al Baix Ebre, y, especialmente, barrer con “la fuerza del agua” el tapón de sedimentos que se genera en el pueblo viejo, el que quedó sumergido en ese embalse.
“El pueblo viejo, que se encuentra en la cola de Ribarroja, tiene una acumulación de sedimentos importante”, añadió, aunque anterior a la desembocadura del Aiguabarreig.
Una batimetría efectuada hace dos años reveló que el lecho de esa confluencia se había elevado siete metros, con el consiguiente estrechamiento del cauce, en cuya limpieza lleva tiempo trabajando la CHE.