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ALGUAIRE

Doce halcones protegen a los aviones en Alguaire de las colisiones con los pájaros

Una empresa combina la cetrería, los hurones y la pirotecnia para controlar la fauna

Jordi Escolà y Ángel Sancho son los cetreros del aeropuerto de Alguaire. - AMADO FORROLLA

Lleida

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Doce aves rapaces, once halcones y un águila Harris, patrullan el espacio aéreo del aeropuerto de Alguaire y sus inmediaciones para mantenerlas despejadas de pájaros que puedan provocar accidentes al impactar con el creciente número de aviones que utiliza las instalaciones o al ser engullidas por la succión de los motores de las aeronaves.

“Las maniobras peligrosas son el aterrizaje y el despegue, que es cuando se puede producir un impacto con el fuselaje o una absorción en la que un ave dañe el motor”, explican Jordi Escolà y Ángel Sancho, empleados de la UTE Halcones Lleida, la empresa encargada del control de fauna en el aeropuerto de Alguaire, en el que, de enero a septiembre, hubo 22.082 operaciones de ese tipo.

La media (creciente) de casi 120 aterrizajes y despegues diarios de lunes a viernes, por la intensa actividad formativa del aeródromo más las operaciones comerciales, requiere un dispositivo de seguridad para evitar los accidentes provocados por aves, que desde 1988 han derribado 250 aviones y causado 262 muertes en el mundo.

Una plantilla de doce halcones que manejan los cetreros vela por mantener despejado de aves el aeropuesto de Alguaire, cuya ubicación añade un plus de peligrosidad cuyo principal factor disuasorio son las rapaces: un águila Harris, dos halcones peregrinos, dos jerifaltes y siete ejemplares cruzados de estas dos últimas especies.

Els falconers pesen les aus abans de cada vol, com a la imatge. - AMADO FORROLLA

El aeropuerto se ubica a caballo entre los secanos y la zona de regadío, en el corredor por el que se desplazan los buitres entre el Montsec y el llano y, también, el plena ruta para las bandadas que migran entre Europa y África. A eso se le suman la cercanía de varias balsas y de una empresa de compostaje de purines que ofrecen alimento a varias especies de aves.

“El problema lo tenemos alrededor del aeropuerto, y lo que hacemos es ahuyentarlos”, señalan. “Trabajan por una recompensa (comida), y hacemos que estén activos para que el resto de aves perciba que están en actitud de caza”, añaden.

El censo de aves que ronda la zona incluye gaviotas, cigüeñas, palomos, torcaces y estorninos, entre otras. “La primavera pasada hubo días en los que llegaron a pasar 60 buitres”, anotan. Las rapaces resultan ineficaces ante las grandes carroñeras, lo que les hizo recurrir a la pirotecnia para despejar el aeródromo.

Los cetreros, cuya labor incluye la elaboración de censos de aves y el uso de herramientas como el fototrampeo, también manejan una veintena de hurones para controlar la población de conejos, cuya presencia puede atraer a rapaces y a depredadores como los zorros. También se encargan de evitar que otros animales accedan al recinto tras romper la valla, algo que en los últimos meses han intentado jabalíes y corzos.

El falconer crida el falcó amb un esquer una vegada ha acabat el vol.- AMADO FORROLLA

“Los tenemos como atletas, siempre activos”

“Los halcones no pueden estar inactivos, los tenemos como atletas”, explican Ángel Sancho y Jordi Escolà, cuya empresa se encarga también del control de fauna de Barajas, Sondika, Foronda y Donosti. Para las batidas eligen a los halcones en función de su tamaño según la especie a ahuyentar. “Tenemos que tener el mayor número de aves listas para poder volar si es necesario”, anotan. Vuelan con un gps equipado con placa solar en una pequeña mochila.

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