BAIX CINCA
Las dos caras del río Cinca
Colonias de castores se asientan en el Aiguabarreig y el Alcanadre como indicadores de evolución positiva de la biodiversidad. Mientras en el río principal y en sus afluentes abundan los tramos deteriorados y varios riesgos ambientales van tomando forma en el curso más alto
El Cinca tiene dos caras, o hasta tres, según se mire: la presencia de algunas especies opera como indicador de una evolución positiva de la biodiversidad mientras el seguimiento del río y de sus afluentes por organismos como la CHE (Confederación Hidrográfica del Ebro) revela una abundancia de tramos fluviales deteriorados y, paralelamente, afloran en el curso medio y alto del río nuevos riesgos ambientales.
Entre estos últimos destacan el proyecto de instalar un parque de baterías de litio de cuatro hectáreas para almacenar electricidad en La Fueva, promovido por la multinacional israelí Enlight Renewable Energy tras el rechazo de los vecinos de Abizanda, o el de Helios Aragón para perforar el aluvial del Cinca en Monzón en busca de helio y de hidrógeno.
El Plan de Pesca mantiene la obligación de devolver al río los peces capturados aguas abajo de Monzón
Fuentes del Gobierno de Aragón confirmaron la presencia de colonias de castores en tres puntos de la cuenca del Cinca: a la altura de Estadilla y en el Aiguabarreig de Mequinensa, ya en el tramo final, y también en el curso bajo de su afluente el Alcanadre, en este caso a la altura de Villanueva de Sijena.
La presencia del castor, como la de la nutria, se considera un indicador del buen estado de la masa de agua, aunque su presencia conlleva transformaciones en la morfología de cauces y riberas por su tendencia a construir represas con árboles.
Desde el punto de vista ambiental la presencia del castor trae consigo modificaciones en los hábitats fluviales por sus hábitos de deriva, construir con los árboles diques que ralentizan la velocidad de las aguas o que forman pequeñas represas.
“Esta transformación puede traer beneficios puntualmente en los ríos”, ya q ue “diversifica ambientes y genera nuevos emplazamientos para otras especies como peces, anfibios y mamíferos como el visón europeo”, señalan las mismas fuentes, que añaden que, paralelamente, el castor puede “provocar daños en usos humanos, como por ejemplo en las choperas de producción y en las plantaciones de frutales cercanas a los cauces de los ríos”.
El grupo más meridional de castores se encuentra en el tramo final del río, en el que, como consecuencia de la persistencia de los residuos de la fabricación de DDT que llevaba a cabo la multinacional Monsanto en el polígono Las Paúles de Monzón, el Plan de Pesca de Aragón impone “la modalidad de captura y suelta de cualquier especie piscícola”, salvo las exóticas. La restricción afecta a todo el curso del Cinca “desde el polígono industrial de Paules en Monzón hasta su desembocadura en el río Ebro” por tratarse de uno de los tramos “afectados por contaminantes químicos”.
La presencia de los castores, que se suma a la de la trucha americana, el alburno, la lucioperca y el cangrejo rojo a partir de Mediano, la del siluro desde el Alcanadre, la del rutilo desde el Ésera, el escardino desde Ariéstolas y la carpa desde el Ara, se da en un río en el que, según indica la memoria del nuevo Plan Hidrológico del Ebro, hay exceso de mercurio desde que recibe al Sosa, algo que también ocurre en unafluente principal como el Vero. Otro como la Clamor Amarga aporta al cauce principal entre Saidí y Fraga aguas con una presencia elevada de un insecticida como el clorpirifós y un acaricida como la cipermetrina.
Esos estudios previos a la tramitación del PHE también constatan “impactos comprobados” ren la fauna acuática y en el hábitat de todo el río aguas abajo de la desembocadura del Vero y en la flora aguas abajo de la llegada del Sosa.
Los trabajos descartan, por otro lado, que la Clamor I y la Clamor Amarga aporten nitratos al acuífero aluvial del Cinca.
Detectan en Fraga el primer nido de avispa asiática
Los APN (Agentes de Protección de la Naturaleza) han localizado en las inmediaciones de Fraga el primer nido de avispa asiática que se detecta en el Baix Cinca. La ubicación del nido es la más meridional de esa especie en la provincia de Huesca. Se considera “secundario y activo”, es decir, formado por avispas procedentes de otro nido del que han tenido que desplazarse para evitar la superpoblación. Los APN eliminaron el nido con el apoyo de la Policía Local de Fraga y de los Bomberos. La avispa asiatica, cuyos ejemplares alcanzan un tamaño de de 1,7 a 3,2 centímetros, centra sus daños en la apicultura, ya que, como el resto de avispas, depreda abejas y muchos otros insectos. También come frutos maduros. Su incursión en el Baix Cinca supone una amenaza indirecta para la actividad agrícola en la zona por los daños que causa a las poblaciones de abejas y a otros insectos que intervienen en la polinización. Numerosas explotaciones, principalmente de fruta dulce, utilizan abejorros de bote para asegurar el proceso de polinización de sus plantas. La avispa asiática prefiere los climas atlánticos, húmedos y sin heladas, aunque la elevación de las temperaturas invernales ha facilitado su expansión hacia el sur.