MONTFERRER I CASTELLBÒ
Mil adopciones en 10 años
El refugio de animales del Alt Urgell abrió en 2007 y en la última década ha acogido a cerca de 1.800 animales y logrado un millar de adopciones . Cada vez hay más perros de raza peligrosa sin hogar y los responsables buscan voluntarios para sacar a los animales a pasear
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Linda Brown y Vikki Field sacan a pasear a varios perros cada día que acuden al refugio. - C.SANS
Casi dos décadas cuidando animales abandonados y un total de 1.789 entradas, la mayoría de ellas perros, en los últimos diez años. Es el balance que se desprende de la memoria del Refugio Supracomarcal de Animales Abandonados del Alt Urgell, situado en la partida de Benavarre, en el municipio de Montferrer i Castellbò y que ha conseguido más de un millar de adopciones desde el año 2014. Los responsables explican que no todos los animales son abandonados y cifra en 669 los que durante la última década han sido recuperados por sus propietarios al haberse extraviado o escapado. La media de ocupación anual se sitúa alrededor de los 35 animales.
El centro nació como una iniciativa conjunta entre el con-sell comarcal del Alt Urgell, del ayuntamiento de La Seu, del consell comarcal de la Cerdanya y el ayuntamiento de Puigcerdà y actualmente están adheridos todos los municipios de la Cerdanya y del Alt Urgell. El año pasado la protectora recibió 115 animales, de los cuales 52 pudieron ser dados en adopción y otros 58 fueron ingresos de perros que habían sido extraviados por sus propietarios o que se habían escapado y que finalmente fueron recuperados. La ocupación a fecha 1 de enero era de 39 animales.
El grueso de la gestión del centro va a cargo de dos trabajadores que se encargan de que a los animales no les falte de nada. Asimismo, cuentan con la ayuda de un grupo de voluntarios que acuden cada semana para sacar a pasear a los animales, sobre todo, los meses de primavera a otoño. “En invierno cuesta más y es una lástima porque los animales necesitan salir igualmente pero entonces nos encargamos nosotros”, explica David Rosso, responsable del centro. El refugio dispone de más de 200 fichas de voluntarios aunque no todos están activos. “Nunca son suficientes y animo a las personas a las que les gusten los animales a acudir a sacarlos a pasear porque lo agradecen enormemente”, explica. Rosso destaca que el éxito de mantener unos niveles bajos de ocupación es “potenciar mucho las donaciones y dar muchas facilidades a la hora de adoptar”. Pero el problema llega, continúa, con las razas peligrosas. “Cada vez nos entran más y es complicado porque al no conocer el pasado de estos animales ni la conducta, resulta difícil conseguirles un hogar”, dice.
«Llevamos tanto tiempo que es como si fueran nuestros»
Vikki Field es vecina de Andorra y se desplaza dos días cada semana hasta esta protectora para cuidar de los animales de manera voluntaria. Lleva más de diez años colaborando y se define como “una enamorada” de los animales. Le encantaría poder tenerlos en casa pero explica que su pareja no es partidaria de ello. “Los perros ya me conocen, sobre todo los que llevan más tiempo”, cuenta. Asegura que los animales “me dan vida, puedo tener días malos y llegar con dolores de cabeza por problemas del día pero siempre me voy con una sonrisa”. Linda Brown también es voluntaria y dice que al principio “pensaba que me daría mucha pena verlos y no podría pero es cierto que los ves tan alegres que no puedo dejar de venir siempre que estoy cerca, porque sé que es un bien para ellos”.