SEGRE

LA POBLA DE SEGUR

Salvan la vieja cementera de La Pobla de Segur

Un empresario local la compra tras recibir hace 3 años el encargo de demolerla. Restaurará la estructura de madera y plantea destinarla a un proyecto de turismo rural o un pequeño museo

El exterior de la vieja fábrica de cemento de La Pobla de Segur, junto a la N-260. - ACN

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El futuro de la antigua fábrica de cemento de La Pobla de Segur lleva varios años en entredicho. Su antiguo propietario planteó su demolición hace aproximadamente un lustro, lo que hizo saltar las alarmas de la entidad SOS Pallars y la Sociedad Internacional de Geología y Minería para el Desarrollo y Gestión del Territorio (Sigmadot). Estas organizaciones alertaron sobre la importancia de conservar el edificio, debido a su relevancia histórica y patrimonial. El encargo para demoler el edificio le llegó al empresario local Xavi Forga, quien, tras evaluar su valor arquitectónico y cultural, optó finalmente por comprarlo para salvaguardar “su alto valor patrimonial”. Con esta decisión, el inmueble, que parecía condenado a desaparecer, tiene ahora la oportunidad de renacer.

Aunque aún no tiene un proyecto definido, Forga contempla varias opciones para la rehabilitación del lugar. Entre ellas, destaca la posibilidad de convertirlo en una casa de turismo rural o incluso habilitar una zona visitable para el público, con el fin de dar a conocer el legado industrial de la zona. Ha iniciado ya labores de limpieza en el lugar y ha acondicionado el interior. Además, ya se han solicitado los permisos pertinentes para intervenir en la fachada que da a la carretera N-260.

“Hace falta invertir mucho dinero, por lo que llevará tiempo culminar el proyecto, aunque estamos abiertos a socios capitalistas”, afirmó Forga. En cuanto a la emblemática chimenea, ya está consolidada, y próximamente se realizarán trabajos en el tejado. El edificio se construyó en 1912 para abastecer cemento a las obras de las centrales hidroeléctricas de la cuenca del Noguera Ribagorçana y las presas de Mequinensa y Riba-roja. Fue la primera del Estado de su tipo y contribuyó al desarrollo económico local, con dos hornos verticales y la capacidad de producir unas 60 toneladas de cemento al día.

El principal desafío de la restauración de la antigua cementera radica en su estructura, compuesta en gran parte por madera, lo que ha acelerado su deterioro con el paso de los años. Sin embargo, es precisamente este elemento el que cautivó a Forga, quien ve en su conservación una oportunidad para revalorizar un patrimonio arquitectónico singular. Así, la decisión de este empresario de preservar y dar nuevos usos a la antigua cementera no solo busca conservar un símbolo histórico de La Pobla de Segur, sino también fomentar el turismo y dinamizar la economía local, convirtiéndola en un punto de referencia tanto para los habitantes como para los visitantes interesados en el legado industrial de la zona.

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