ENTREVISTA
Enric Ribalta: “Si queríamos cultura, nos la teníamos que hacer nosotros”
Músic i president de l’Associació cultural Amics del Castell de Concabella
El Castell de Concabella acoge mañana el VIII Jazz Concabella, un ciclo de tres conciertos de enero a marzo organizado por la Associació Cultural Amics del Castell de Concabella y el ayuntamiento de Els Plans de Sió
¿Cómo empezó el festival Jazz Concabella?
Empezamos con el festival de música clásica en la iglesia. En 2004 hicimos un primer concierto y en 2005 arrancamos el festival. Cuando rehabilitaron el Castell de Concabella, creo que en 2008, lo trasladamos allí y creamos la Associació Cultural Amics del Castell de Concabella. Es un espacio más grande, más cómodo y suena bastante bien. Entonces dijimos: Si la clásica gusta, ¿por qué no puede gustar el jazz?
¿Qué programación está prevista en esta edición?
Este sábado inaugurarán el festival el cuarteto formado por Lluc Casares (saxo tenor y clarinete), Jaume Llombart (guitarra), Marc Cuevas (contrabajo) y Jorge Rossy (batería). Presentarán composiciones propias y estándares. En el primer concierto ya llevamos a Jaume Llombart y Jorge Rossy, y desde entonces han venido cada año porque conocen el mundo del jazz y han vertebrado este ciclo. Nos han dado ideas y gracias a ellos hemos podido traer músicos de renombre como Al Foster, el batería que tocó con Miles Davis. Rossy estudió en Nueva York y tiene muchos contactos.
¿Son músicos del territorio?
Los del Javier Juanco Quartet, que actuarán el 8 de febrero, sí. El guitarrista Javier Juanco vive en Solsona, el batería Ricard Grau es de Guissona, el pianista Xavier Monge es de Balaguer y creo que el contrabajista Manel Vega está establecido en Girona. El 15 de marzo cerrarán el ciclo el trío formado por Antonio Serrano (harmónica), Carles Benavent (bajo eléctrico) y Tino Di Geraldo (batería y percusión). Ellos son de Barcelona.
¿Habrá diferentes estilos de jazz?
Sí, jazz clásico y en el último concierto habrá una fusión entre flamenco y jazz. Son músicos que han tocado con Paco de Lucía y han profundizado bastante en el flamenco.
¿Qué supone para Concabella tener un festival así?
Es muy positivo. Uno de nuestros objetivos era dar vida al castillo, porque cuando lo rehabilitaron, pensamos: Si no hacemos nada, en treinta años volverá a estar en mal estado. Es una forma de acercar la cultura a la gente. La música siempre es un enriquecimiento.
Cuesta encontrar propuestas como esta en zonas rurales.
Sí, no es fácil. Pero aquí pensamos que si queríamos cultura, nos la teníamos que hacer nosotros (...) Los músicos de jazz dicen que su música es minoritaria. Hay algunas propuestas en Cervera, Guissona, Tàrrega o el Jazztardor en Lleida. Pero cuesta encontrar espacios o ciclos de jazz. Cerraron el pub Antares de Lleida, donde se hacían muchos conciertos de jazz.
¿El castillo es un buen espacio para hacer conciertos?
Sí, los músicos están a gusto tocando. Lo que más les gusta es este contacto muy cercano con la gente del público. Hay un aforo máximo de 200 personas, pero es difícil llenarlo.
¿Qué tiene de especial el jazz?
Al ser improvisado no sabes nunca que pasará. El jazz es mucho más libre. Cada concierto es diferente y único (...) Pero como en la clásica y toda la interpretación, en función de la audiencia o el estado de ánimo de los artistas, el resultado es uno u otro. Hay días en los que se crea alguna cosa especial y no sabes por qué. Un momento mágico.
¿Cómo convencerías a alguien para que vaya al festival?
Que no se lo pierdan, que serán conciertos muy bonitos. La música es un medio de expresión, da igual si es jazz u otro estilo. Si el que tienes delante es un artista honesto y apasionado, vibrarás.