Veinte comunidades llenas de energía

Al menos una veintena de comunidades energéticas se han constituido hasta ahora en Lleida, aunque ninguna ha alcanzado por ahora el objetivo que todas tienen en común: producir energía limpia y compartirla entre sus miembros. Entre tanto, buena parte de ellas persiguen también otras metas, que van desde mejorar la eficiencia energética en las casas de sus socios hasta adquirir coches eléctricos para uso compartido. Estas iniciativas proliferan pese a que a menudo chocan con obstáculos difíciles de sortear.

Algunas no encuentran tejados donde instalar paneles solares, ya sea pagando un alquiler a los dueños o bien cediéndoles parte de la producción eléctrica. Es el caso de la comunidad de Vilanoveta, de la ciudad de Lleida y pionera en la provincia. “Hemos tanteado a la Paeria y particulares en busca de edificios, por ahora sin resultado”, explican desde la entidad. Por ahora, solo ha podido hacer una compra conjunta de placas fotovoltaicas para el uso particular de parte de sus 35 socios.

A este problema se suman restricciones de la normativa estatal, que limita el autoconsumo compartido de electricidad a un máximo de 2 kilómetros del lugar donde se produce. Es un avance respecto al límite de 500 metros que estuvo en vigor hasta 2022, pero las comunidades energéticas rurales coinciden en que la distancia actual sigue siendo insuficiente en áreas con una población escasa y dispersa. Un ejemplo está en Alcarràs, donde 150 ganaderos han fundado la SAT Alcarràs Bioproductors para generar energía aprovechando el gas metano que emana del estiércol y purines de sus granjas. Para ello promueven una planta de biogás que, en una primera fase, quemará este biogás para generar electricidad. “Apenas diez miembros podrán consumirla, el resto está a más de dos kilómetros”, explica el presidente, Jordi Jové. 

En el Pallars Jussà, el proyecto de una comunidad supramunicipal plantea desplegar paneles solares en Tremp, Isona y La Pobla de Segur para alcanzar un número de socios que la haga viable, según su responsable, Santi Martínez. Su éxito dependerá de que consiga en los próximos meses tejados donde producir energía en estas localidades. Frente al límite de distancia español, Francia permite compartir electricidad en un radio de hasta 20 kilómetros.

Los ayuntamientos tienen un papel destacado en el desarrollo de las comunidades energéticas, si bien varía en cada municipio. Algunos preparan concursos para adjudicar cubiertas de edificios públicos en las que producir energía solar. Tremp convocará el suyo en noviembre y La Pobla elabora las bases del suyo. 

En otras, el consistorio forma parte de comunidades energéticas como un socio más, junto con vecinos y empresas. Así sucede en Vallfogona y Bellpuig.Las comunidades energéticas van desde asociaciones hasta cooperativas y otras sociedades mercantiles. Pueden incluir a particulares, asociaciones, empresas y administraciones. Aunque sean muy diversas, la UE exige cumplir algunos requisitos, como por ejemplo que la participación sea “abierta y voluntaria” y estén “controladas por sus socios o miembros”. 

Algunas creadas en Lleida bajo estos criterios están en El Cogul, Josa i Tuixent, Ivars d’Urgell, Arbeca, Les Borges, Mollerussa, Tàrrega, Cervera, Almacelles, Estamariu, Montellà y La Molsosa. Están en distintas etapas: algunas apenas se han constituido y otras son ya beneficiarias de fondos Next Generation. Es el caso de las de Bellpuig, Vallfogona e Ivars d’Urgell.

Por su parte, algunos ayuntamientos leridanos favorecen el autoconsumo compartido de energía con fórmulas que difieren de la definición de comunidad energética de la UE, pero sirven también al interés de los vecinos y al avance de las energías limpias. Compran paneles solares, los instalan en edificios municipales e invitan a los vecinos a adquirir en concesión participaciones en la producción eléctrica. Es el sistema que aplica Castelló de Farfanya, que espera empezar a dar luz a sus vecinos a partir de diciembre, y La Vall de Boí, que ha dado los primeros pasos para suministrar a su población con paneles solares en el colegio de Barruera.

Energía solar, eólica y también hidroeléctrica en el Segrià Sec

EneRural es una comunidad ciudadana de energía constituida en forma de cooperativa en el Segrià Sec. Forman parte de ella los ayuntamientos de Almatret, Llardecans y Torrebesses, además de vecinos, asociaciones y pequeñas y medianas empresas del territorio. Su objetivo es producir energía solar, eólica e hidráulica para consumo compartido.

Comunidad energética en el centro histórico de Balaguer 

Balaguer ha dado luz verde a proyectos para instalar placas solares de autoconsumo en el colegio Gaspar de Portolà, el pabellón Molí de l’Esquerrà y el de Inpacsa, para proveer de energía estos y otros equipamientos. El edil de Urbanismo, Guifré Ricart, explicó que es el primer paso para crear una comunidad energética en el centro histórico. Prevén que las placas entren en servicio en 2024, informa E. Farnell.

Más de 20 vecinos con el apoyo del consistorio en Tuixent 

En Tuixent, 23 vecinos impulsan también una comunidad energética con el apoyo del ayuntamiento y asesoradas por Som Energia. La alcaldesa, Marta Poch, explica que buscan ubicación para los paneles solares, informa Cynthia Sans.