LA GRANJA D’ESCARP
Minas de carbón en la Granja d'Escarp para atraer turistas
El ayuntamiento aborda estudios para analizar costes y fórmulas de financiación destinadas a recuperar estas infraestructuras
Antiguos mineros y asociaciones locales trabajan para recuperar su historia
La Granja d’Escarp, Almatret y Seròs, en el Segrià, y Mequinensa, en el Baix Cinca, conformaron la zona donde la actividad minera se desarrolló desde mediados del siglo XX hasta el 2012, año en que se cerraron las últimas minas. Cientos de hombres y muchos venidos de Andalucía y Levante trabajaron sacando carbón en sus galerías. Ahora, el ayuntamiento de La Granja estudia cómo reabrir algunas de las que se encuentran en su término municipal para que se conviertan en un reclamo más, junto con la pesca y la naturaleza, y atraigan visitantes.
El alcalde, Manel Solé, aseguró que “ofrecen un gran potencial, aunque es un proyecto ambicioso que precisa de una importante financiación que habrá que buscar previamente, no solo para definir la recuperación parcial, sino también para crear los servicios y equipamientos donde alojar a los turistas”.
Con este fin el consistorio ya ha establecido las líneas de actuación. “Tenemos una técnica contratada con ayudas de la Diputación que durante un año nos ayudará a buscar vías para incentivar la repoblación desde el ámbito turístico, industrial y de servicios. También contamos con otra subvención de la institución provincial para trazar planes de actuación y marketing que nos dirán si la actividad es viable”.
Mequinensa ya cuenta con un Museo de la Mina que recibe miles de visitas cada año (casi 5.000 personas el año pasado) y reproduce cómo era la actividad minera durante el pasado siglo. La idea es recuperar alguna de las antiguas bocas de una de las minas de La Granja y consolidar uno de los muchos túneles donde antaño trabajaban los mineros.
Ruperto Tudela tiene 73 años y es uno de los mineros que trabajó en las minas de carbón de La Granja durante 34 años. “Comencé siendo un niño picando y transportando carbón a cielo abierto y a los 18 ya entré en la mina y me convertí en barrenero”. Conoce las minas al dedillo y asegura que hay una galería con entrada y salida cerca de la población por la que podría circular un pequeño tren ya que tiene unos dos kilómetros y medio de longitud. “Enseñar cómo extraíamos el carbón y el interior de una mina sería una actividad muy interesante para ver “in situ”. Es verdad que se tendrían que entubar y asegurar la infraestructura y soy consciente de que haría falta una importante inversión”, dice.
Tudela asegura que hace años se hizo un proyecto inicial pero con la pandemia de Covid quedó aparcado y “sería acertado que se volviera a recuperar. En eso estamos unos cuantos”. En La Granja todavía quedan una veintena de exmineros, asegura. Recuperar el pasado minero de esta población es uno de los objetivos de la Associació d’Amics de l’Ermita de Sant Jaume que trabaja desde hace tiempo en el proyecto Vallfera, ànima minera que se presentó a mediados del pasado mes de diciembre.
Ahora se emplea recogiendo toda la documentación escrita relativa a las minas y también testimonios orales, ya que aún quedan mineros como Tudela, que pueden explicar cómo era la colonia minera que se creó en 1948 y desapareció definitivamente a mediados de la década de los setenta.
También prevé un inventario para recuperar infraestructuras como bocas de minas, cargadores y algún túnel, entre otros elementos, que puedan utilizarse como revulsivo turístico para atraer visitantes interesados en la historia de la minería. La colonia de viviendas de Vallfera llegó a tener hasta mil habitantes, escuela e iglesia. Fueron decisivas sus huelgas en 1957 y en 1962 en favor de los derechos de los mineros en pleno franquismo.