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50 años y 30.000 sargentos

La academia militar de Talarn cumple medio siglo con grandes cambios

Tiene menos personal y las promociones son menores, pero conserva un peso social y económico relevante en el Jussà

Els edificis en construcció per als quals van ocupar reclutes, molts d’ells paletes.

Los edificios en construcción para los que emplearon a reclutas, muchos de ellos albañiles. - ANTONI URIACH VERDENY (ARCHIVOS DE LA FAMILIA URIACH)

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La academia militar de Talarn cumple esta semana 50 años desde su fundación, el 31 de mayo de 1974. En este medio siglo ha formado a unos 30.000 sargentos y se ha sometido a importantes cambios. Ahora tiene menos personal civil y las promociones son más pequeñas, pero todavía conserva un considerable peso social y económico en el Pallars Jussà.

La academia general básica de suboficiales (AGBS) cumple esta semana 50 años desde su fundación en Talarn, el 31 de mayo de 1974. A lo largo de este medio siglo, el centro ha formado a unos 30.000 sargentos y se ha sometido a cambios. Ahora emplea a mucho menos personal civil que hace una década y sus promociones son más pequeñas, pero conserva todavía un importante peso social y económico en el Pallars Jussà.

La presencia de militares en Talarn alcanzó su punto álgido cuando convivían en el municipio el campamento militar y la academia de suboficiales. El primero cerró con el fin del servicio militar obligatorio, mientras que la formación de sargentos en la academia se redujo drásticamente a partir de 2011. Ese año entró en vigor una reforma del plan de estudios por la cual los alumnos pasaron de recibir formación durante nueve meses en el Pallars Jussà a solo cuatro, entre septiembre y diciembre. El número de cadetes también descendió, y quedaron atrás las grandes promociones que llegaron a superar el millar de personas. En la última década se ha estabilizado en alrededor de quinientas y nadie espera una vuelta atrás: la abolición de la mili dio paso a un ejército con menos personal, pero con mayor tecnificación y necesidad de formación. Ejemplo de ello es el hecho de que las maniobras en Talarn incluyen hoy en día ejercicios que simulan condiciones de guerra nuclear, química o bacteriológica.El declive en la actividad de la academia y la crisis económica llevaron al Gobierno español, entonces en manos del PP, a plantear su clausura entre 2012 y 2013. En ese último año fue cuando el declive del centro tocó fondo, y pasó ocho meses sin impartir formación alguna. La amenaza de cierre provocó la movilización de vecinos, ayuntamientos e instituciones de la comarca y de la provincia en favor de la continuidad del centro de formación militar. No en vano, se había consolidado como un motor económico del Pallars Jussà. La Cámara de Comercio de Lleida calculó en aquel entonces el impacto económico de clausurarla en 28 millones de euros al año. Además de emplear a civiles, alumnos y docentes, supone ingresos en sectores como el inmobiliario (con el alquiler de pisos a militares y sus familias) y la hostelería, entre otros. En junio de 2013, el ministerio de Defensa confirmó que Talarn quedaría fuera de los recortes y la academia tomó un nuevo rumbo para asegurarse actividad la mayor parte del año. Desde entonces imparte cursos de idiomas y para acceder al rango de brigada y sargento mayor, y también es escenario de maniobras. Con todo ello reúne cada año más de un millar de militares.Sin embargo, una afluencia intermitente de alumnos a cursos intensivos requiere menos personal y recursos que una población estable durante la mayor parte del año. Esto hace que el impacto económico de la academia sea menor que el de antaño en la comarca, empezando por el empleo que genera. La plantilla de personal civil es cada vez menor. Así lo afirman fuentes próximas al centro, y el sindicato CSIF detalla cifras: solo 22 personas dedicadas a tareas administrativas y de limpieza, frente a unas 150 hace poco más de una década. La organización sindical añade que las jubilaciones no se cubren con nuevas contrataciones, y que avanza la externalización de servicios que antes se prestaban con personal propio, como la cocina o la cafetería. “Las empresas externas pagan salarios más bajos”, advierte CSIF. Defensa no ha respondido a preguntas sobre esta cuestión.Para aumentar presencia estable de alumnos en la academia (y con ella el alquiler de viviendas y el gasto en el comercio y la restauración local), el ayuntamiento de Tremp reclama que Talarn acoja cursos de especialización de larga duración, como los que imparten otros centros de formación militar en el resto de España. A ellos van los cadetes al terminar sus cuatro meses de formación inicial en el Pallars Jussà, y solo regresan a la comarca para unas maniobras finales, el Ejercicio Minerva, y la entrega de despachos. Este año, la ceremonia la presidirá el rey Felipe VI y será el acto central de la celebración del 50 aniversario.

La plantilla civil ha pasado en poco más de una década de unas 150 personas a solo 22

El germen de la academia de Talarn fue el campamento que llevaría el nombre del general Martín Alonso. Se estableció en 1959 y, en sus inicios, los reclutas fueron empleados en construir edificios del futuro complejo militar. Muy pronto los vecinos de la zona los apodaron “los vikingos”.

“Poco aseo, barbas, pelo largo y ropa sucia nos convirtieron en una agrupación difícil de determinar, y quizás algún gracioso nos asemejó a un ejército de vikingos”, recuerda uno de los que llevaron este mote. Se trata de Josep Tulón Arfelis, que rememoró su paso por Talarn en 1960 en el libro Un paseo por el Servicio Militar desde y en las tierras de Lleida, editado por la subdelegación de Defensa.“Mandos y tropa consideraban poco menos que un castigo este destino”, según Tulón, que detalla que “quizás un 25% éramos albañiles, pero el resto, incluyendo algún mando, eran los hombres más conflictivos del Ejército de la región catalana, por lo cual la convivencia no era fácil. Si le añadimos el intenso frío y calor, podríamos definir el lugar (siendo benevolente) de poco agradable”.La academia se creó con una orden del 31 de mayo de 1974 publicada en el Diario Oficial del antiguo ministerio de Ejército. Fue fruto de la reforma que el Estado emprendió ese año en la formación de suboficiales, asimilándola a la de los oficiales e integrándola en un único centro. La primera jura de bandera en Talarn llegó en 1975. Se hizo con la primera de las dos enseñas que aportó Tremp, pagada con una cuestación popular y apadrinada por la princesa Sofía. La capital del Pallars Jussà les entregó otra bandera en 1984, esta ya sin el águila franquista. La vida en el campamento militar, la creación de la academia y momentos claves de su historia están plasmados en fotografías del fotógrafo del Pallars Antoni Uriach Verdeny.

Campeonatos de tiro, judo y esgrima del Ejército de Tierra se han celebrado en Lleida y Talarn desde febrero para conmemorar el 50 aniversario de la Academia de suboficiales. El acto central será el 5 de julio, cuando se celebrará la tradicional entrega de despachos a los nuevos sargentos, la 49ª promoción del centro de formación militar. El rey Felipe VI presidirá la ceremonia, y en la víspera habrá un concierto abierto a civiles de una unidad de música militar.

El monarca acudió a Talarn por última vez en 2022 y miembros de la familia real suelen presidir la ceremonia cada dos años. La respuesta que recibirá del territorio este año es todavía una incógnita.

Esto se debe a que el referéndum del 1-O, con la represión policial el día de la votación y el encarcelamiento y exilio de miembros del Govern de la Generalitat, fue un punto de inflexión en las relaciones entre la academia y las instituciones de su entorno, en su mayoría gobernadas por formaciones independentistas. A partir de 2017, alcaldes soberanistas rechazaron asistir a actos como la entrega de despachos y la representación por parte de la Generalitat se ha limitado a cargos de los Mossos.

Más formación para dotar al centro de una mayor actividad

El ayuntamiento de Tremp ha retomado una antigua reivindicación ante Defensa: dotar a la academia de de Talarn de cursos de especialización, como los que imparten otros centros de formación militar en España y cuyas titulaciones se equiparan a grados de formación profesional. El consistorio pretende así asegurar una actividad mayor y más estable en la academia, al considerar que beneficiaría a la economía de la comarca en sectores como el alquiler de pisos y el consumo en comercios y hostelería.Los aspirantes a sargento cursan ahora los primeros 4 meses de su formación en Talarn y luego acuden a centros del resto de España para especializarse. La alcaldesa de Talarn, Sílvia Romero (PSC), recordó que años atrás se planteó que el Pallars Jussà acogiera una especialidad en Emergencias, si bien este proyecto no se materializó. Por su parte, el alcalde de Talarn, Àlex Garcia, apuntó que personas que acudieron a estudiar o trabajar a la academia “han acabado estableciéndose y formando familias” en el municipio.

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