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MERCADOS PARADIGMA O BURBUJA

La fiebre del biogás promete ingresos de 10€ por metro cúbico de purín a los granjeros

La gestión de ese volumen de residuos le cuesta ahora hasta 7 euros al ganadero

Imatge d’arxiu d’una cisterna abocant purins procedents d’una granja com a fertilitzant.

Imagen de archivo de una cuba vertiendo purines procedentes de una granja como fertilizante.

Lleida

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Una sensación de burbujeo comienza a extenderse por el sector ganadero tras haber comenzado a generalizarse las ofertas de compra de hasta diez euros por metro cúbico de purín por parte de los promotores de plantas de biogás y de biometano que comienzan a proliferar, sobre el papel y en forma de proyecto, por Lleida y la Franja.

¿Incipiente cambio de paradigma o indicio del inflado de una burbuja? Se verá, pero lo cierto es que el sector del porcino observa con una mezcla de perplejidad y escepticismo la evolución de las cotizaciones del purín: los promotores de las plantas de biogás, biometano y fertilizantes que comienzan a brotar por Lleida (17) y la Franja (5) llegan a ofrecerles hasta 10 euros por comprar cada metro cúbico de purines, cuando a los granjeros la gestión de ese mismo residuo llega a costarles hasta siete.

Un metro cúbico (mil litros) es, aproximadamente, el volumen de purines que genera una plaza de porcino al cabo del año, y hay censadas 4,7 millones en Lleida y más de dos en la Franja. Esa disponibilidad de recurso, de prácticamente siete hm3 de deyecciones al año en un radio de 60 kilómetros a partir de Lleida, está generando un goteo de proyectos industriales para procesarlos y para fabricar a partir de ellos biogás, biometano y fertilizantes, con esta segunda opción como subproducto en algunos casos.Sin embargo, las condiciones que ofrecen los promotores de algunos de esos proyectos están provocando el escepticismo de los ganaderos por el elevado precio que esos promotores aseguran estar dispuestos a pagar por la materia prima. Además ofrecen recogerla en las granjas sin coste para sus propietarios.“Es imposible que sea rentable. Si los precios que se ofrecen fueran reales nos dedicaríamos a producir purín en lugar de carne”, ironiza un empresario que ha operado en ambos sectores. Los 10 euros de las deyecciones equivalen a un 30% de lo que les renta el engorde y les ofrece un aumento del margen del 20% en rebaja de costes.“Habrá que ver si se construyen esas plantas, y si entonces siguen esos precios. Hace 25 años iban a construirse muchas plantas de cogeneración con purín y al final hubo solo 6 en toda Catalunya”, advierte Rossend Santiveri, de UP. “Hay que apoyar este tipo de proyectos, que son positivos para reducir las emisiones y luchar contra el cambio climático. Pero estamos a expensas del mercado: la carne sube y baja de precio, y el gas también”, añade.

“Hay un mercado de venta de proyectos y una sensación de burbuja“

“Hay un mercado de proyectos y una sensación de burbuja. Hay empresas que preparan proyectos para venderlos, pero eso no es ninguna garantía de que vayan a materializarse ni de nada. Van a un mercado de fondos de inversión”, explica un empresario que ha operado en el sector ganadero y en el de las energías renovables. Comparte criterio con Óscar Bartomeu, ingeniero ambiental y gerente de la empresa Biovec, que lleva 25 años tabajando en plantas de biogás y biometano. Considera que “el biometano es un producto muy interesante que permite tratar purines y residuos y reducir emisiones de la forma más ecológica posible. El problema es que hay un boom y la gente se ha lanzado a invertir. Están entrando fondos de inversión y empresas energéticas, pero se trata de un proceso bastante más complejo que la eólica o la fotovoltaica”. En este sentido, llama la atención sobre la necesidad de coordinación con ganaderos para la recogida del purín y con agricultores para la entrega del fertilizante que se genera como subproducto. “Está entrando mucha gente nueva en el negocio y hay temor a lo que pueda pasar”, advierte: “Se están diseñando plantas muy grandes. Y a mayor tamaño, mayor rentabilidad, pero también mayor complejidad”. Y mayor impacto, especialmente por el transporte, cuya emisión de olores resulta más intensa que la del proceso de digestión del purín en las plantas. “El problema no es el biogás, sino cómo se gestiona la producción. Hay que evitar que todos esos camiones pasen por los pueblos”, explica. Bartomeu defiende este tipo de energía por sus efectos en la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero y la contaminación de acuíferos, aunque al mismo tiempo advierte de la existencia de “riesgos” derivados de ese mercado de venta de proyectos entre actores “sin conocimiento de la gestión”.

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