ESNOTICIA
El verano concentra un 40% del turismo en Lleida, que gana desestacionalización
La demanda se dispara y solo los pisos turísticos aumentan la oferta de alojamiento
Turistas saltaban ayer por la mañana al Noguera Pallaresa desde el puente de Gulleri. - GERARD HOYAS
Turistas saltaban ayer por la mañana al Noguera Pallaresa desde el puente de Gulleri. - GERARD HOYAS
Turistas saltaban ayer por la mañana al Noguera Pallaresa desde el puente de Gulleri. - GERARD HOYAS
Turistas saltaban ayer por la mañana al Noguera Pallaresa desde el puente de Gulleri. - GERARD HOYAS
Turistas saltaban ayer por la mañana al Noguera Pallaresa desde el puente de Gulleri. - GERARD HOYAS
Turistas saltaban ayer por la mañana al Noguera Pallaresa desde el puente de Gulleri. - GERARD HOYAS
Turistas saltaban ayer por la mañana al Noguera Pallaresa desde el puente de Gulleri. - GERARD HOYAS
Turistas saltaban ayer por la mañana al Noguera Pallaresa desde el puente de Gulleri. - GERARD HOYAS
Turistas saltaban ayer por la mañana al Noguera Pallaresa desde el puente de Gulleri. - GERARD HOYAS
El verano sigue siendo el periodo vacacional más concurrido por los turistas en Lleida y concentra actualmente el 40% de la demanda. Sin embargo, el sector está sumando puntos hacia la desestacionalización y en los últimos años tanto el invierno como también la primavera y el otoño van cobrando relevancia. La oferta turística se mantiene.
La generación del baby boom (nacida en los años 60 y 70) fue probablemente la última en vivir los largos veranos de la infancia en un mismo lugar. Si se viajaba, podía ser a un resort, una segunda residencia o un camping en la playa. Actualmente, las vacaciones familiares se concentran en tres o cuatro semanas de verano y se planifican al día y con una combinación de destinos variada.
En estas últimas décadas, la oferta turística en Lleida se ha multiplicado, tanto desde el punto de vista de los alojamientos como del ocio a lo largo de todo el año. Y en la actualidad, uno de los retos del sector, la desestacionalización de la llegada de turistas más allá del esquí en invierno y del rafting en verano, va camino de la consolidación. El verano sigue siendo el periodo con más afluencia de visitantes y concentra el 40% de las llegadas y las pernoctaciones de turistas sumando los meses de julio a septiembre. Si se le añade el mes de junio, la cifra se eleva a un 47% sobre el total. El invierno, en cambio, copa un 24,62% de las pernoctaciones en el conjunto del año, según los datos facilitados por el patronato de Turismo de la Diputación referidos al pasado 2023. Siguiendo esta línea, seis meses de verano e invierno (julio a septiembre y enero a marzo) concentran el 65% del turismo, mientras que primavera y otoño se quedan con el 35% restante. El peso del verano sobre el conjunto de la demanda en Lleida se explica tanto porque es el periodo vacacional prioritario como por la influencia del camping, que se ha disparado. En 2023 había en Lleida 64 campings, solo tres más que hace una década. En cambio, sus clientes crecieron de los 150.500 de 2014 a los 280.669 de 2023, un 87% más. Y más de la mitad, entre julio y septiembre. El peso del camping en el conjunto de la demanda de turistas el año pasado superó el 21%. La variedad de la oferta, con la introducción de bungalows y glampings contribuye a hacerlos atractivos. También entre los turistas extranjeros. Si se afina aún más y se tienen en consideración los datos de turistas, sin los del sector camping, por temporada (verano de junio a septiembre e invierno, toda la campaña de esquí) el invierno ha ganado peso: del 36 al 39% de la demanda entre los años 2014 y 2023, mientras que el verano ha pasado del 43 al 40% en pernotaciones para el mismo periodo.En la misma tónica, el mes de agosto es el que registra mayor afluencia en todo el año y en todos los sectores: en 2023 concentró 100.148 viajeros en los hoteles, de los 739.812 del año; 67.980 de los 280.669 en los campings; 11.703 en turismo rural, de los 30.451 del año y 6.589 de los 43.373 en apartamentos turísticos. Le siguen el mes de julio y el de febrero, coincidiendo con el esquí.El peso de cada estación en el conjunto del año ha variado poco en la última década, de modo que las que se consideran temporada baja, primavera y otoño, copan, respectivamente, un 18,44% (medio punto más que en 2014) y un 16,30% (igual) sobre el total. Son más de un tercio de los turistas los que viajan a Lleida fuera de las temporadas fuertes de afluencia. Algunos, como Graciela Segoviano y Leonel Corona, que esta setmana visitan el Alt Urgell, prefieren escapar de las fechas más concurridas. Otros se basan en el calendario para organizar las vacaciones, como en el caso de los fotógrafos de aves en peligro de extinción que utilizan los servicios de empresas locales como Montiline y viajan en periodo de nidificación o apareamiento. Packs turísticos adaptados al destino también generan cada vez más clientes y en Lleida se calcula que hay más de una treintena de empresas que crean paquetes de oferta que pueden incluir transporte, alojamiento, restauración y aventura, cultura o naturaleza, principales atractivos de las comarcas del Pirineo y Ponent.
Frente a una demanda multiplicada (y que este verano podría romper récords de nuevo), la oferta de alojamiento se ha mantenido estable: actualmente hay 420 hoteles en Lleida frente a los 418 de hace diez años; 64 campings (61); 33 apartmentos turísticos (dos menos que en 2023) y 695 establecimientos de turismo rural (82 más). En cambio, las viviendas de alquiler turístico han pasado de 374 en 2013 a 4.586 en la actualidad. De ahí las crecientes voces que exigen ponerles coto (ver página 5).
Los embalses y ríos de Lleida funcionan en verano como verdaderas playas de interior, que se llenan de turistas atraídos por las actividades náuticas que organizan empresas y como alternativa para combatir el calor. Casi una treintena de empresas náuticas explotan estas aguas desde las comarcas del Pirineo hasta las del llano. En la actualidad hay más de una quincena de espacios naturales habilitados para el baño. En los embalses del Noguera Ribagorçana como Escales, Canelles y Santa Anna han visto en las últimas semanas un aumento del nivel de las aguas que ha permitido recuperar parte de la navegabilidad, especialmente en Canelles, donde ya es posible navegar hasta el Pont de Segué, en mitad del congosto de Mont-rebei. Sin embargo, la falta de agua aún impide recorrer todo el desfiladero. Rutas en kayak, visitas al congosto de Fet o la Muralla de Finestres son las actividades más solicitadas esta temporada. Solo tres firmas de la Vall d’Àger atraían cada día antes de la sequía entre 200 y 300 personas para navegar o practicar alguna actividad de naturaleza en la zona. En embalses del Noguera Pallaresa como Sant Antoni, Cellers, Camarasa y Sant Llorenç de Montgai, el baño se combina con los deportes de aventura. Sant Antoni es el que tiene más playas y calas accesibles para el baño y la navegación sin motor, espacios todos ellos con distintos establecimientos turísticos a su alrededor. Cuentan ya con reservas para este verano, aunque la mayoría de gestores apuntan que puede variar en función de la climatología para asegurar el volumen de ocupación. En otros embalses como el 2 Llacs de Gimenelles o el pantano de Rialb también se llevan a cabo diferentes actividaes náuticas y de aventura.
La Val d’Aran atrae a la quinta parte de los turistas que visitan Lleida. Fueron 408.121 de 2,02 millones el año pasado, según un estudio de la Universitat de Lleida (UdL) con los datos de telefonía que publica el Instituto Nacional de Estadística (INE), que también refleja cómo la afluencia de visitantes a la Val se ha disparado.
Aran se sitúa así a mucha distancia de la tercera clasificada, el Alt Urgell (246.483 visitantes en 2023), como el único territorio oficialmente equiparable en atractivo turístico al Segrià (455.474), aunque en realidad lo supera si se excluyen del cálculo los viajes profesionales y de negocios.En los últimos cuatro años, “Aran es donde más ha crecido el número de turistas. Casi 170.000 más, que significan un considerable aumento de más del 70%”, más del 60% de ellos (104.000) extranjeros, reseña el informe sobre una meteórica progresión que tiene efectos positivos y negativos.Un beneficio se halla en las consecuencias económicas de que los dos principales polos, Naut Aran y Vielha, alcancen con 160.435 y 132.777 visitantes en 2023, el nivel en el que la Encuesta de Ocupación Hotelera del INE (sin apartamentos y campings) atribuye a enclaves costeros como Calvià (Mallorca, 157.000) y Pájara (Fuerteventura, 116.000).El principal perjuicio se deriva de la proliferación de viviendas de uso turístico, una fórmula que ha encarecido el alquiler residencial, el de estancias prolongadas por motivos laborales, hasta niveles como los de Palma o Barcelona.Según los últimos datos de la consejería de Territorio, Aran concentra uno de cada tres pisos de alquiler vacacional de Lleida, 1.699 de 4.564, con capacidad para alojar a más de 9.300 personas en un territorio de apenas 10.000 habitantes.Esa progresión coincide con otra, medida por el Incasòl, que sitúa en 605,84 euros la renta media mensual de los contratos de alquiler firmados en el primer trimestre de este año en Vielha, más de cien euros por encima de la media provincial (502) y 37 más cara que las de Lleida y La Seu, aunque por debajo del promedio de Catalunya (868,85). Esta semana, el Govern ha declarado Vielha, el único municipio aranés donde esta medida es posible por superar los 2.000 vecinos, zona de alquiler tensionado. Esa carestía de la vivienda, que se traduce en una traba para la actividad económica al difcultar la atracción de trabajadores, llevó hace ya cinco años a endurecer las condiciones para poder abrir una vivienda de uso turístico al ayuntamiento de Vielha. El consistorio logró así atajar su proliferación y ha anunciado su intención de acogerse a una norma de la Generalitat que permitirá prácticamente su erradicación en un horizonte de cuatro años. Por su parte, el consistorio de Tremp ha sido el primero de los otros 35 ayuntamientos leridanos que pueden adoptar medidas similares que ha anunciado que las va a tomar, limitando el parque a un piso por cada cincuenta vecinos.
«Preferimos la temporada baja para disfrutar de la calma»
La empresa que gestiona, Viatges Montiline, cubre un amplio espectro de visitantes que va desde los tradicionales turistas que siguen las visitas guiadas y teatralizadas en el castillo de Montsonís hasta los profesionales y aficionados a la fotografía de animales que llevan un seguimiento de las especies en peligro de extinción, básicamente aves en Lleida. En este último caso, explica Orpinell, “son grupos pequeños, de una persona o hasta 7, y cerramos entre 400 y 500 pernoctaciones al año” de este segmento de clientes. La empresa gestiona varios castillos en Lleida (además del de Montsonís, Montclar, Florejacs y Les Sitges) y desde hace cuatro años organiza escape rooms en el de Montclar. De momento, suman 4.000 participantes. Básicamente “es un público catalán y familiar”, señala Orpinell. Aunque “cada semana aparecen turistas internacionaldes” que aprovechan su estancia para conocer mejor el territorio.
«Tenemos un público catalán, pero cada semana aparecen extranjeros»
Graciela Segoviano y Leonel Corona son turistas venidos desde México y estos días visitan la comarca del Alt Urgell acompañados por Xavier Paunero, un amigo de Girona que conoce la zona. Aseguran que aquí encuentran “libertad” y “relajación” y que huyen de las aglomeraciones porque les generan estrés. “A nuestra edad nos podemos permitir viajar cuando queremos y por ello preferimos siempre hacerlo en temporada baja para poder escuchar la calma”, contaban esta semana en la visita que hicieron al románico de La Seu. Viajar en épocas fuera de la temporada alta, ya sea la de verano o la de invierno, “nos permite también relacionarnos más con los vecinos de los lugares que visitamos para poder conocer sus costumbres y su manera de ver las cosas”, explicaba Graciela. “Me encantan las anécdotas y conocer de cerca la historia de cada lugar de la mano de sus habitantes”, añadía. Graciela y Leonel viven en el estado de Guanajuato, una ciudad de grandes dimensiones. “La paz aquí es inmensa y nos ha encantado”, contaba Leonel. La familia aprecia el románico, la historia y el ambiente familiar.
«Nos esforzamos en un turismo auténtico, sin fuegos artificiales»
“Hemos dirigido los esfuerzos a un turismo local, respetuoso y de contacto con el territorio; auténtico pero sin fuegos artificiales”, señala Núria Martí, responsable de la empresa Pirineu Emoció, de La Pobla. La desestacionalización no acaba de llegar al turismo del Pallars, donde sí se abren camino nuevas propuestas como “las experiencias vinculadas a la cultura, con paquetes y visitas guiadas”, a menudo con el Tren dels Llacs como eje, y, de manera más incipiente, la práctica del senderismo por rutas preparadas por los operadores locales. Entre las primeras destaca Parada y fonda, que arranca con el viaje en el Tren dels Llacs de Lleida a La Pobla, donde se visitan el conjunto modernista de Torre Mauri y su almazara y la centenaria licorería Portet, se cena y se pernocta para, el segundo día, conocer las tiendas museo de Salàs y comer en una era antes de regresar en ferrocarril.
«Huimos de la masificación en busca del románico»
Esta familia ha visitado en otras ocasiones La Seu y la comarca del Alt Urgell y repiten “porque nos encanta el románico y porque es una zona en la que encuentras aquella calma que necesitas cuando quieres desconectar y cargar pilas”. “Huimos siempre de la masificación”, insisten. Millan Roy, de Zaragoza, es el que mas conoce la zona, porque la visita por motivos laborales. En esta ocasión se alojan en Oliana y están encantados con los vecinos. “Nos ha sorprendido mucho la proximidad que muestran y la simpatía”, decía Felisa Pinilla, que reside en Barcelona. Les encanta la gastronomía y han aprovechado para visitar artesanos del queso en Oliana y en Peramola. También les gusta la naturaleza y pasear. Por ello aprovechan para conocer Estamariu y Arsèguel. No dejarán de realizar alguna compra, explicaron, y por ello visitarán Andorra aunque lo harán “un solo día porque allí siempre hay más gente”. El miércoles visitaron el románico de La Seu.