¿Cuánto dinero cuesta apagar un incendio?

Un profesor e investigador de la Universitat de Lleida (UdL) experto en incendios, Víctor Resco, defiende que las quemas de vegetación y hojarasca prescritas por ingenieros son una forma eficaz de prevenir grandes fuegos y, además, muy barata. Afirma que apagar una hectárea que arde cuesta 19.000 euros y una quema prescrita, solo 200 o 300.

Quemas prescritas de vegetación y hojarasca a ras de suelo y a través de proyectos de ingeniería para prevenir incendios forestales, que además resultan mucho más baratas que el coste de apagar grandes fuegos. Esta es la tesis que defiende Víctor Resco, profesor de Ingeniería Forestal de la Universitat de Lleida (UdL) y coordinador de la Unidad Mixta de Investigación del Centre de Ciència i Tecnologia Forestal de Catalunya y Agrotecnio. Afirma que, según los cálculos del Grupo de Refuerzo de Actuaciones Forestales (GRAF), “apagar un incendio cuesta unos 19.000 euros por hectárea, mientras que el coste de las quemas prescritas es de 200 o 300”, y asegura que esta práctica es común en el oeste de Australia, “donde el 80% de lo que se quema es prescrito”.

Resco detalla que estas actuaciones “en cierta manera se inspiran en las quemas tradicionales que los payeses han hecho toda la vida, pero mejoradas y perfeccionadas por la ciencia y la ingeniería, son un proyecto de ingeniería fruto del análisis”. Remarca que, desafortunadamente, “no podemos elegir dejar de tener incendios, pero sí escoger de qué tipo los queremos tener: de alta intensidad y que hagan daño o pequeños”. En este sentido, subraya que “con las quemas prescritas lo que se puede hacer es quemar anticipadamente (vegetación) con un fuego de baja intensidad y eso asegura que cuando llegue el incendio su intensidad sea menor y así los bomberos lo podrán apagar”. El experto indica que un ejemplo de la efectividad de este tipo de quemas “lo tenemos en el fuego del fin de semana en Artesa de Segre, ya que los bomberos lo contuvieron en uno de los flancos precisamente porque habían hecho en esa zona unas quemas prescritas, enmarcadas en un contexto de unos puntos estratégicos de gestión”. “Estaba corriendo hacia una zona de barranco y se pudo parar y evitar que fuera a más”, señala.

Por esta razón, insiste en que “planificar quemas prescritas a gran escala es una forma de evitar y prevenir los grandes incendios forestales” y añade que “desde el punto de vista ecológico no hacen ningún daño al ecosistema, sino todo lo contrario”. De hecho, apunta que “prácticamente son como tener un rebaño de ovejas pastando por la zona”. Asimismo, destaca que las quemas “no son incompatibles desde un punto de vista económico porque se puede favorecer el uso ganadero de la zona” y añade que “en áreas con producción de madera o leña, no hacen daño al árbol porque son de baja intensidad”.

En 2023 ardieron en Lleida 201 ha, 172 forestales, en 45 fuegos

El último gran incendio que ha sufrido Lleida, que se inició el 31 de julio en el sur del Urgell, acabó calcinando 273,56 hectáreas y se originó de manera accidental en una cosechadora. Quemó más superficie que toda la que ardió el año pasado en las comarcas de Lleida. Concretamente, según los datos que ofreció la Generalitat durante la presentación de esta campaña, en 2023 se produjeron 45 incendios que afectaron a 201,29 hectáreas, de las cuales 172,62 eran de terreno forestal y 28,67 agrícolas. Durante la campaña pasada, prácticamente no hubo fuegos. 

De los últimos años, el peor fue 2022, cuando ardieron más de 3.500 hectáreas. En este sentido, el incendio de Baldomar, donde se destruyeron 2.702 hectáreas en junio de ese año, ha sido el más importante de los últimos 12 años en Ponent. Le sigue el que hubo en junio de 2019 que se originó en la Ribera d’Ebre y que abrasó 5.000 hectáreas, 1.490 de ellas pertenecientes a Maials, Llardecans, La Granadella y Bovera. En La Vall del Corb, también en el Urgell, en 2016 se quemaron 890 en sendos fuegos.