TÀRREGA
El Pati de Tàrrega cierra por jubilación
Después de casi medio siglo en el centro de la capital del Urgell ofreciendo sus dulces y artesanas creaciones
Jordi Tarragó y Roser Garcia agradecen la “confianza” y la “fidelidad” de los clientes
La emblemática Pastisseria El Pati de Tàrrega, situada en la céntrica plaza del Carme, bajará la persiana el próximo domingo 30 de junio por jubilación de sus propietarios, Jordi Tarragó y Roser Garcia, dejando atrás una dulce estela de 48 años de historia. “De este casi medio siglo en el obrador, me quedo con los clientes, muchos han sido fieles, ya venían de pequeños con sus padres y ahora lo hacen con sus hijos. El contacto con la gente ha sido nuestro mayor regalo, no solo han sido clientes sino que a lo largo de todos estos años se han convertido en buenos amigos, y siempre hemos intentado complacerles dentro de nuestras limitaciones”, destaca Tarragó. También aprovecha para “agradecerles “la total confianza” depositada a lo largo de casi medio siglo. Para Tarragó, los productos estrella de El Pati han sido los xuxos, los croissants y la coca de brioix. El padre de Jordi Tarragó, Josep Maria, puso en funcionamiento la Pastisseria El Pati hace 48 años cuando Jordi decidió no seguir estudiando. Al cabo de cinco años falleció por un accidente y Jordi pasó al frente del negocio que durante muchos años ha compartido con su mujer, Roser. Para Tarragó, “es clave compartir el negocio con la familia ya que en caso contrario la conciliación es imposible”.
En referencia al futuro de la Pastisseria El Pati, Tarragó revela que “me hubiera gustado que hubiese venido alguien joven con ganas de trabajar y que hubiese continuado una línea artesana y de producción propia con su toque personal, como hemos hecho nosotros con nuestros productos”.
En cuanto al futuro del sector, Tarragó cree que “las pastelerías artesanas serán unos centros muy especializados y gourmet en los que se ofrecerán productos realmente artesanos, bien elaborados y de calidad”, y “después habrá las tiendas generalistas que venden productos congelados aunque que no hay ninguna regulación que les obliga a decirlo”.
Según Tarragó, uno de los principales problemas del sector es “la falta de relevo generacional” ya que “se trata de un trabajo muy obligado, que requiere muchas horas y los fines de semana y las diadas es cuando más trabajas”. Tarragó afirma que “muchos no están dispuestos a hacer este sacrificio (aunque si te apasiona no es así), ahora la gente quiere trabajar de lunes a viernes”. Otros problemas son que “los márgenes comerciales se han reducido muchísimo por el incremento de los alquileres, las materias primas, la luz..., así como la competencia desleal del sector con ventas por Internet, sin licencia ni servicios sanitarios”.