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TÀRREGA

Joan Farré: Casi 40 años detrás de la barra de La Croissanteria de Tàrrega

Hoy cierra La Croissanteria por jubilación después de 37 años sirviendo croissants y bocadillos. Su propietario, Joan Farré, pone en valor el “ambiente familiar” que se ha creado en el local

Joan Farré abrió La Croissanteria el 22 de junio de 1987 y la cerrará hoy día 30 de septiembre de 2024. - JAUME SOLÉ

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La Croissanteria y Joan Farré van ligados de la mano. No se puede explicar la historia de este emblemático local de la calle Sant Joan de Tàrrega, que ya podría considerarse patrimonio de la ciudad, sin hablar con Farré, su propietario durante casi 40 años, desde el 22 de junio de 1987, cuando abrió el negocio junto a su cuñado Sebastià, que lo acompañó durante los tres primeros años, y hasta hoy lunes día 30 de septiembre, cuando bajará la persiana por última vez para iniciar una nueva etapa, la esperada jubilación tras 37 años sirviendo croissants y bocadillos a un gran número de clientes que, visiblemente emocionado, reconoce que “ya forman parte de mi familia”. El próximo sábado día 5 de octubre ofrecerá una fiesta de despedida en la plaza dels Àlbers.

Farré explica que “cuando abrimos únicamente despachábamos croissants mientras que actualmente podríamos decir que casi todo son bocadillos, per cada 100 unidades ofrecemos 95 bocadillos y 5 croissants”. Detalla que “el año 1987 en Tàrrega solo había la tienda del Vilardosa pero nuestra oferta era más variada, teníamos croissants de frankfurts, beicon con dátiles, sobrasada.. todo lo que había en el mercado. Entonces los croissants estaban de moda y tenían salida”. Farré recuerda que “La Croissanteria nació como una granja y teníamos un ambiente muy juvenil, especialmente durante la primera década, era muy bonito”. Cuando se quedó solo al frente del negocio, detectó que la demanda de croissants empezaba a bajar y empezó a ofrecer bocadillos, aunque “el nombre del establecimiento se ha mantenido”, apunta.De todos estos años destaca “el ambiente familiar que se ha creado”. “Por la mañana siempre somos los mismos y en fin de semana, los clientes van cambiando pero también son habituales, incluso tengo clientes fieles de FiraTàrrega”, señaló. Farré revela que “tomar la decisión de cerrar me ha costado mucho porque tengo un ambiente que pienso que no me merezco, pero llega un momento en que tienes que hacer el paso”. También lamenta que hasta la fecha no ha podido traspasar el negocio, “no tanto por el dinero sino por el hecho de no ver el local abierto y que esté vacío”, dijo. Para Farré, buena parte de la clave del éxito del negocio ha sido “la constancia y el sacrificio y la buena respuesta siempre de sus clientes, incluso durante la pandemia de la covid”. En este sentido, reconoce que “en las nuevas generaciones casi nadie quiere trabajar los fines de semana y los festivos, en mi caso solo me cogí 15 días cuando nació mi hijo y cada año he cerrado únicamente 10 días por vacaciones”.

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