TEATRO EL DÍA DESPUÉS
La Fira retorna la calle a Tàrrega
Tàrrega pasó ayer, en pocas horas, del bullicio de la Fira del Teatre al Carrer que sobre las cinco de la madrugada daba sus últimos coletazos en la zona del Espai Reguer, a la también ajetreada jornada del mercado semanal de la capital del Urgell. Es un día en el que contrasta la mezcla colorista que brindan las paradas del mercado con los últimos carteles que aún permanecían ayer colgados anunciando los espacios de la Fira. Pero lo cierto es que este cambio cada vez se lleva a cabo más rápido. De hecho, hace unos años era fácil ver feriantes hasta dos o tres días después del certamen. Solían ser fundamentalmente grupos de jóvenes que iban acompañados de perros y que aprovechaban para apurar hasta el último suspiro de la Fira. Sin embargo, el público ha cambiado y la gente que viene ahora a Tàrrega es más práctica, deambula menos por la localidad y va directamente al espacio escogido para ver la obra que ya lleva pensada desde casa. Y es que sorprende ver cómo son capaces de localizar espacios de representación que no sería nada fácil situar en el mapa incluso para los autóctonos, como es el caso del Espai Zebra, ubicado en una pequeña entrada de la discreta calle Mossèn Serret, o el Espai Silere, situado en la calle del claretiano Ferran Saperas.
Lo cierto es que con los años las cosas cambian. De aquella Fira original que combinaba casi por igual el teatro y los conciertos de música, se pasó a un certamen estrictamente de teatro que se ubicaba unicamente en la zona histórica de Tàrrega. Luego el certamen fue extendiendo sus tentáculos hasta ofrecer en la actualidad 26 escenarios repartidos por toda la ciudad e incluso fuera de ella, como es el caso del Espai Molí de El Talladell. Este año, como novedad, el escenario más grande de la Fira, la Plaça de Les Nacions, se ha dedicado íntegramente a proyectar el arte urbano, la pintura, la danza, el baile hip hop y la música como ocurría en los orígenes. “Es una iniciativa pensada para los más jóvenes”, comenta el director Jordi Duran.
La Fira de Teatre dio ayer sus últimos coletazos sobre las cinco de la madrugada en el Espai Reguer
La Fira se adapta a cada época sin casarse por el camino con otro itinerario que el de su propia historia.