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CULTURA

Un ladrón con identidad falsa, que huyó de la cárcel de Lleida

El próximo jueves se cumplirán 20 años de uno de los robos más singulares en la historia de Lleida, el del ‘Beatus’ de La Seu d’Urgell. El valiosísimo códice medieval fue recuperado cuatro meses después y ahora acaba de ser restaurado.

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Dos décadas después, la identidad del ladrón del Beatus sigue siendo un enigma. La Guardia Civil, que recuperó el valiosísimo códice medieval en enero de 1997 e investigó el caso, solo tiene de él la fotografía de su rostro y sus huellas dactilares. Tras su detención se le identificó con el nombre de Gilbert Julien Ollier, pero a principios de 2001 –tres años después de fugarse de la cárcel de Lleida durante un permiso–, un ciudadano francés con este nombre fue detenido en el aeropuerto de Barajas. Quedó de lo más sorprendido cuando le imputaron el robo del Beatus, de lo que no tenía ni la más remota idea. Este ciudadano explicó a los agentes –que tenían una orden internacional de búsqueda contra Ollier– que no sabía de lo que le estaban hablando y exigió que se aclarara el malentendido. Las pruebas dactilares demostraron que el verdadero Ollier y el individuo que había ideado el robo eran dos personas diferentes. De esta manera, la identidad del ladrón sigue siendo una incógnita. En este sentido, el Tribunal Supremo dictó una resolución en 2002 anulando la condena de 4 años del ‘cerebro’ del robo del Beatus. Así, en el caso de que este acabara siendo detenido, primero habría que determinarse su identidad y luego se le tendría que volver a juzgar, un caso sin precedentes. Para más inri, el supuesto Gilbert Julien Ollier envió en 1999 una carta desde Sao Paulo, en Brasil, a los funcionarios de la cárcel de Lleida en la que les agradecía el trato recibido durante el tiempo que estuvo en Ponent, entre enero de 1997 y noviembre de 1998, cuando aprovechó el primer permiso que le concedieron por buena conducta para fugarse.

la seu d’urgell

El ‘Beatus’, guardado en un lugar secreto, será la joya de un futuro nuevo edificio del Diocesà d’Urgell

Cuando se robó, en 1996, se dijo que este códice medieval tenía un valor de unos 18 millones de euros

La mañana del 29 de septiembre de 1996 entraron en el Museu Diocesà d’Urgell, en La Seu, redujeron a la encargada rociándole la cara con un aerosol, rompieron la vitrina en la que se exponía el Beatus de Liébana, cogieron el libro y salieron corriendo. Les costó poco más de un minuto hacerse con un valiosísimo códice medieval del siglo X, que en aquella época se dijo que podía valer unos 18 millones de euros. El próximo jueves se cumplirán 20 años de la famosa sustracción que, cuatro meses después, culminó con la recuperación de esta joya bibliográfica, eso sí, con una página menos, que sigue en paradero desconocido. Algunas cosas han cambiado en el Museu Diocesà de La Seu desde entonces. La más importante es que el Beatus se conserva protegido bajo siete llaves en un lugar secreto. El visitante que acude al museo solo puede ver una copia facsímil del volumen. Otro cambio es el aumento de las medidas de seguridad. Hace veinte años ya contaba con cámaras de vigilancia, pero solo servían para controlar al público. Ahora, ya se dispone de un sistema de vídeo que graba todo lo que ocurre en las salas, entre otros elementos de alarma y protección más sofisticados y adecuados a las obras de arte que se exhiben.

El Beatus de La Seu es un manuscrito con 79 miniaturas coloristas, anónimo de finales del siglo X, de importación mozárabe. Pertenece a un estilo avanzado de la evolución de los Beatus y se caracteriza por la acusada estilización de las figuras. El nombre de Beatus procede del monasterio de San Martín de Liébana, cerca de Santander, donde hacia el año 786 el abad Beato escribió unos comentarios al Apocalipsis de San Juan. A partir del siglo X, de este manuscrito se hicieron diversas copias ilustradas con muchas miniaturas o grabados, que son el nombre que reciben los Beatus que fueron difundidos por monasterios y catedrales durante toda la Edad Media. El conservado en La Seu es uno de los 27 conocidos en la actualidad, de los que en Catalunya solo hay otro en Girona. Aunque se trata de copias de aquel escrito del siglo VIII, cada una tiene sus particularidades y detalles identificativos ya que fueron obra de copistas diferentes. A diferencia de otros Beatus que suelen consignar el nombre de los autores, el lugar de procedencia y la fecha de elaboración, el de La Seu no ofrece ninguna de estas referencias. Los especialistas consideran que procede de algún monasterio de La Rioja y fue escrito a finales del siglo X.

Desde que fue recuperado, el Beatus original de La Seu ha permanecido conservado en el más estricto secreto. De hecho, esta joya bibliográfica ‘viajó’ hace un par de años al Centre de Restauració de Béns Mobles de la Generalitat, en Valldoreix, en una operación que solo se hizo pública el mes pasado cuando el volumen ya había regresado de nuevo a la capital del Alt Urgell antes del verano. En este centro especializado se realizó un minucioso trabajo de restauración del códice, con un análisis fotográfico de cada folio y de la encuadernación para identificar los problemas de conservación de tintas, de deformaciones por humedad y manipulación y de reintegraciones anteriores, así como para solucionar alguna rotura. También se diseñó una caja especial para su perfecta conservación. Eso sí, lejos ahora de la ‘mirada’ del público y de posibles ladrones de arte.

“Nadie confiaba en recuperarlo, fue un milagro” “Todavía recuerdo los meses de preocupación que vivimos en 1996 cuando robaron nuestro Beatus”, recordaba el pasado viernes el que entonces era el director del Museu Diocesà d’Urgell, mosén Antoni Cagigós, actualmente, con 88 años, jubilado. “Nadie tenía ninguna esperanza de poderlo recuperar”, aseguró. Sin embargo, unos meses después del robo, “un agente me llamó y me dijo: mosén, tenemos una buena noticia, hemos recuperado el Beatus. Aquello me llenó de alegría y la primera palabra que me salió de la boca fue una gran exclamación: ¡Milagro! ¡Esto es un milagro!”.

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