Letras para sentirlas con música

El cantante, compositor y poeta norteamericano Bob Dylan pasará a la historia de la música. Esto estaba claro. Sin embargo, desde esta semana ha añadido un hito más a su aura: se convirtió en el primer cantautor en ganar el Premio Nobel de Literatura. Su insólito nombramiento por parte de la Academia Sueca enseguida causó revuelo. En unos casos por quienes se felicitaban argumentando que ya era hora dada la calidad de sus letras y recordando que hacía años que estaba en las quinielas. En otros, todo lo contrario, afirmando que en realidad, él no es un escritor al uso, pese a que muchas de sus estrofas forman parte de la memoria colectiva de varias generaciones como Blowin’ in the wind o Like a Rolling Stone. Pese a las reacciones, el homenajeado todavía no ha abierto la boca (al menos al cierre de esta edición). De hecho, el pasado jueves, poco después de conocerse la concesión, actuó en Las Vegas y prefirió no referirse al galardón. No obstante, su cuenta oficial tuiteó horas después el fallo de la Academia Sueca “por haber creado una nueva expresión poética en la música popular americana” y la felicitación desde la cuenta personal del presidente Barack Obama. La secretaria permanente de la Academia Sueca, Sara Danius, señaló tras conocerse el fallo el jueves que no había hablado con el artista, aunque creía que recibirá una respuesta positiva del músico porque tenía que transmitirle un “buen mensaje”. En Lleida, las opiniones entre músicos y escritores eran para todos los gustos, aunque entre los consultados por este periódico predominaban las voces a favor. Entre ellos, el poeta Pere Rovira, que recordaba que desde siglos atrás la poesía se ha cantado, o el escritor Albert Villaró (ver desglose), gran aficionado a la música, para quien Dylan “no tiene nada que envidiar a un poeta de primer nivel”. Todo lo contrario que Pep Coll, para quien “no aporta nada significativo a la literatura”. Para uno de los responsables de la tienda de vinilos Grans Records “es como dar el premio del coche del año a una aspiradora”.

Otra muestra de la sorpresa que causó la concesión es que un día después de conocerse el fallo, el viernes, incluso fue preguntado al respecto el presidente del grupo editorial Planeta, Josep Crehueras, durante la rueda de prensa previa a la gala de entrega de su premio literario, que se celebró ayer (más información en página 58). Este manifestó su “máximo respeto”, y dijo que la Academia sueca tiene sus criterios, aunque reconoció que el premio había suscitado debate en el seno del jurado sobre la conveniencia o no, pero con la unanimidad al respeto de lo decidido. Lo cierto, sin embargo, es que no es el primer nombramiento que despierta sorpresa (ver desglose). En la categoría de los Nobel de la Paz la controversia es recurrente. Tampoco se libra la Medicina. Alexander Fleming mereció el galardón en 1945 por el descubrimiento de la penicilina. Sin embargo, la polémica se desató cuando poco después explicó que el hallazgo había sido accidental.