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Debut novelístico en La Vall de Boí

L’autora, Mariana Font, viu des de fa 6 anys a Taüll, a la Vall de Boí.

L’autora, Mariana Font, viu des de fa 6 anys a Taüll, a la Vall de Boí.

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Mariana Font nació en Montevideo en 1977, en plena dictadura cívico-militar impulsada cuatro años antes por el golpe del presidente Bordaberry. Poco después del regreso en 1985 de la democracia a Uruguay, Font aterrizó en España. Con estudios de Filosofía, Traducción y Humanidades, lleva doce años viviendo en la Alta Ribagorça, los últimos seis en Taüll, en La Vall de Boí, dedicada a la docencia y la traducción. Sin embargo, su pasión es la literatura. Hace cuatro años cursó un máster de creación literaria en la Universitat Pompeu Fabra. Fruto de esta experiencia participó en la antología de relatos Emergencias, doce cuentos iberoamericanos (Cendaya, 2012). Desde entonces no ha parado de escribir cuentos y relatos, con textos suyos en las antologías 22 mujeres +: 21 cuentistas y una prologuista (Irrupciones, 2012) y El papel y el placer, relatos eróticos de mujeres (Irrupciones, 2013). También ha publicado ficciones en revistas digitales y en papel (Catorze, sueltasuelta.es, El Malpensante) y ha colaborado como traductora y reseñista en el proyecto palabraserrantes.com y en la revista literofilia.com. Y durante unos años ha mantenido el blog miraquejosha.blogspot. Ahora por fin se ha lanzado con su primera novela corta, La memoria es un sitio solitario, que acaba de publicar en el sello de autoedición Espai Literari después de una exitosa campaña de micromecenazgo en la plataforma Verkami. La historia arranca con el suicidio de un joven al otro lado del Atlántico, un suceso que sume a la voz narradora en un mar de recuerdos que la trasladan a su época de adolescencia. Un tiempo marcado por el final de la dictadura uruguaya y el viaje a Europa desde la emigración. Font asegura que “no se trata de un retrato de mi vida, aunque la historia tiene algunas pinceladas autobiográficas”. La protagonista de La memoria es un sitio solitario se encierra en “una torre de la memoria, construida a partir de recuerdos, escenas de películas y alguna que otra canción mal traducida del inglés..., en la que la joven no para de trastabillar”. La autora de la novela deja que sea el lector el que descubra a través de diversas historias si finalmente la protagonista consigue salvarse del encierro de la memoria.

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