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ENTREVISTA

«La Panera debería proyectar a los artistas del territorio»

La Panera está en el Centre Històric de Lleida.

La Panera está en el Centre Històric de Lleida.

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Cèlia del Diego (Tarragona, 1974) es licenciada en Historia del Arte, diplomada en Biblioteconomía y Documentación por la Universitat de Barcelona, ha sido directora del CA Tarragona Centre d’Art y adjunta a la dirección de la Galeria Toni Tàpies de Barcelona. Actualmente preside la Associació de Crítics d’Art, cargo que espera poder combinar con el de nueva directora artística del Centre d’Art La Panera, un equipamiento que ha visitado en numerosas ocasiones. Actualmente vive entre Barcelona y Tarragona, ahora Lleida se añadirá a sus residencias.

¿Cuáles serán las principales líneas de actuación del Centre d’Art La Panera bajo su dirección?

De entrada, lo primero que tengo que hacer es reconocer que La Panera funciona muy bien, por tanto mi proyecto tiene mucha parte de voluntad continuista. Es el centro más consolidado de la Xarxa, tiene una trayectoria estable, siempre ha contado con el apoyo de la Paeria y con una dirección profesional, cosa que no se puede decir del resto. Además, dispone de un equipo formado para ocupar la plaza que tiene, cohesionado, que durante este tiempo sin dirección lo ha hecho muy bien. Aunque parezcan obviedades, quiero decirlo porque es el único de la Xarxa que reúne todas estas características.

Hábleme de esta voluntad continuista.

En primer lugar, aunque La Panera ya ha trabajado en ello, me gustaría ampliar más la difusión internacional. Que no nos centrásemos tanto en artistas nacionales y nos abriésemos al área mediterránea y a las zonas más próximas como Francia o Portugal. Me centro en estos lugares por una cuestión de cercanía, no por ninguna política en concreto.

La Biennal d’Art Leandre Cristòfol es uno de los buques insignia de La Panera.

Me gustaría continuar con ella y con la colección que se ha gestado durante estos años. Creo que con el Museu Morera debemos estudiar la forma de coordinación adecuada para poder seguir trabajando ambos en esta colección que, por una parte, está creada desde la Panera, pero por otra, el hecho de que esté en el Morera, propicia esta colaboración. Una colaboración que creo que debemos establecer también en otros ámbitos. De hecho, la Generalitat ya nos lo pide. Lleida es una de las ciudades catalanas en las que hay un museo y un centro de arte contemporáneo y debemos ser la referencia para demostrar que ambos equipamientos pueden encontrar un encaje para no ser competencia, sino colaboradores.

Hablaba también de una intención de innovar.

Me gustaría apostar más fuerte por la producción, algo que en su momento ya hizo La Panera, pero con la pérdida de presupuesto fue disminuyendo. El próximo año se cumple el 30 aniversario de la Biennal y querría hacer algo especial. Sin embargo, no quiero avanzar nada porque primero quiero escuchar al equipo que tiene La Panera, que durante estos meses ya ha trabajado en parte de la programación. También me parece muy importante que La Panera sea un punto más articulador.

¿A qué se refiera a que sea un punto articulador?

Es algo que ya está haciendo con proyectos del territorio tanto a nivel nacional, como estatal e internacional, pero creo que le falta identificar cuáles son los agentes del territorio, los proyectos que se están llevando a cabo en artes visuales, estudiar las deficiencias, y analizar qué se puede hacer con ellos desde La Panera.

¿En qué propuestas está pensando?

En el fondo, el objetivo no es tanto que los artistas de Lleida expongan en La Panera, sino que el centro de arte articule una red de creadores y agentes culturales del territorio y que permita proyectarlos más allá de Lleida. Esto puede materializarse a través de formación, por ejemplo, o conectarlos entre ellos. Desde La Panera se pueden hacer muchas más cosas que trabajar y exponer en el equipamiento.

Ha insinuado que la mayoría de centros de arte creados años atrás no han funcionado. ¿A qué lo atribuye?

Tiene claramente un motivo. Cuando la Entitat Autònoma de Difusió Cultural de la Generalitat mapeó el territorio y las ciudades que debían de tener un centro de arte, se presentó en los ayuntamientos y les explicó sus intenciones. Dijeron a los consistorios que en su ciudad iba a crearse un centro de arte, que la Generalitat pondría la mitad del presupuesto y ellos debían poner el resto. Sin embargo, con la crisis, se deja la responsabilidad y la última palabra en manos de los ayuntamientos. A partir de aquí en muchas ocasiones no fue gestionado por profesionales. Supuso un paso atrás. Algunos centros se convirtieron en una sala de exposiciones y otros en áreas de cultura, pero dejaron de ser centros de arte.

¿Cuáles son en su opinión los requisitos básicos que debe de cumplir un centro de arte?

Investigación, creación, producción, formación tanto para profesionales como para todos los públicos, relación con las escuelas, que se haga difusión y vertebre el territorio al que da servicio porque La Panera no es un centro de arte de ciudad, sino de todo el territorio.

¿Por que se presentó al concurso?.

Siempre creí mucho en la Xarxa [de Centres d’Art], y La Panera cumple todos los requisitos que debería tener un centro de arte. Cuando pienso en uno al me gustaría ir, es La Panera.

La Panera está en el Centre Històric de Lleida.

La Panera está en el Centre Històric de Lleida.

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