Doctor Music Festival. Crónica del sábado.
Escalarre rebosa de música y gente
El macrofestival agota las entradas y 25.000 personas colapsan los accesos, el camping y los servicios de Les Valls d'Àneu en una jornada musical en la que reinó David Bowie
La principal cita musical de los últimos años está superando con creces todas las expectativas. El macrofestival de Doctor Music en el Pallars tuvo que colgar ayer el cartel de "completo" cuando 25.000 personas abarrotaron los prados de Escalarre y colapsaron carreteras, bares y servicios. El plato fuerte de la jornada llegó de la mano de David Bowie pasada la medianoche tras haber sido precedido por un aperitivo musical de lo más variado.
El Doctor Musical Festival, el marcroconcierto de Les Valls d'Àneu, consiguió reunir ayer a 25.000 personas en los prados de Escalarre, rebasando las previsiones más optimistas de los organizadores. A última hora de ayer, se agotaron prácticamente las 25.000 entradas que se pusieron a la venta y desde media tarde se empezaron a colapsar los accesos al recinto desde la carretera C-147, donde se formaron retenciones de hasta seis kilómetros, y todos los servicios de la ciudad en miniatura que se ha habilitado en pleno Pirineo.
Esta masiva respuesta obligó a los organizadores a hacer un llamamiento a última hora de la tarde para que no se desplazaran más personas a Les Valls d'Àneu. Y es que durante todo el día, la afluencia de público, especialmente jóvenes con mochila al hombro procedentes de toda España y de varios países europeos, especialmente Francia, Holanda y Alemania, no cesó ni un minuto y fue especialmente intensa desde media tarde. Un total de 18.000 personas se sumaron ayer a las 7.000 que ya habían acampado el jueves en la explanada situada a los pies de Escalarre, llenando hasta la bandera el recinto destinado a camping y el aparcamiento, hasta el punto de que la organización se vio obligada a última hora de la tarde a habilitar un nuevo parking. A lo largo de la jornada se sucedió una misma imagen: colas para acceder a las duchas, colas para pillar un teléfono y hasta colas para comprar en el supermercado del recinto. Sin embargo, el punto más "conflictivo" fue la entrada a las instalaciones y a la zona de camping, donde a las 11 de la noche aún se agolpaban centenares de jóvenes esperando obtener el pase -un brazalate identificativo para la ocasión- y un espacio para plantar la tienda de campaña. Ante tal colapso, muchos, después de soportar estoicamente la espera, temieron no poder obtener la merecida recompensa: la actuación del británico David Bowie, que finalmente puso el broche de oro a la primera jornada del macrofestival pasada la medianoche y ante un entregado auditorio.
Una primera jornada sin incidentes destacados, presidida por las colas, el calor, los mosquitos y, como no, la buena música.
J. GABERNET/C. FARRÉ
Las primeras actuaciones masivas, cuando afloja el calor
Desde mediodía la música retumbó en Les Valls d'Àneu de la mano del grupo catalán de ska y reggaeDoctor Calypso, que inauguró oficialmente el festival -a excepción de los tres grupos que ya intervinieron el jueves-. Sin embargo, las actuaciones que congregaron un mayor número de público no se produjeron hasta media tarde, cuando empezó a aminorar el calor, con las intervenciones de Manolo Kabezabolo, El Inquilino Comunista o Fun Lovin'Criminals. Sin embargo, el colofón de la jornada lo puso, como era de esperar, el británico David Bowie que ofreció algunas canciones de su último disco, "Outside", aunque la fiesta continuó hasta bien entrada la madrugada.
El Pallars se vuelca con el festival y olvida sus recelos
La ausencia de incidentes relevantes y el civismo de la mayoría de los asistentes hacen olividar las reticencias de alcaldes y vecinos
Las reticencias y los recelos que aún persistían sobre el festival, ante el impacto de 25.000 personas en un valle que no alcanza los 1.500 habitantes, se van desvaneciendo poco a poco, sobre todo después de comprobar que la primera jornada se desarrolló sin incidentes de relevancia. Y nada mejor que comprobar in situ el impresionante montaje del recinto del festival, una miniciudad con todo tipo de servicios habilitada en 70 hectáreas de pastos. Esto es lo que debieron pensar los veteranos alcaldes de Esterri d'Àneu y La Guingueta, Joan Civat y Genar Cervós, que durante la mañana paseaban tranquilamente entre la multitud que poco a poco iba aborratando el recinto. Ambos se congratularon del buen funcionamiento del festival. "Estamos gratamente sorprendidos por el comportamiento de la gente", aseguró Civat que celebró que la "marcha" llegara también hasta Les Valls d'Àneu. A su lado, asentía Genar Cervós, quien elogió a la organización, sobre todo cuando se estaban superando las previsiones de asistentes. En similares términos se expresaron los propietarios de los establecimientos de los pueblos cercanos, invadidos también por los miles de jóvenes que, mochila al hombro, estrafalarias vestimentas y el pelo teñido de colores hacen las delicias de los "lugareños", sobre todo de los ancianos que sentados en los bancos de la calle principal de Esterri siguen con atención cualquier detalle. Varios jóvenes hicieron "fortuna" recogiendo los vasos de papel que se encontraban esparcidos por el recinto del festival. Y es que la organización paga 10 pesetas por cada vaso recogido, que luego se somete a un proceso de reciclaje. Un joven aseguraba que los organizadores premian con un "doc" -moneda del festival equivalente a 150 pesetas- por cada 15 vasos, con lo que "se pueden llegar a ganar hasta 3.000 pesetas en un día".
La organización pacta con pescadores y ecologistas la eliminación de residuos
La organización del festival dejó para última hora la instalación de los equipos para la evacuación de las aguas grises -las que provienen de las duchas, lavabos y cocinas- y no tuvo listas las fosas para su tratamiento hasta el mediodía. Asimismo, los ecologistas recomendaron ayer a la organización aumentar el número de contenedores de recogida selectiva e incrementar los carteles con mensajes para incentivar el civismo de los asistentes.
Por otra parte, Greenpeace ha expulsado como socio a Neo Sala, responsable de la organización del festival, por utilizar su condición de socio "para legitimar el posible impacto ambiente del concierto", informó ayer La Vanguardia.
Mosquitos y alcohol, principales preocupaciones de la organización
Los servicios sanitarios de la organización instalados en el interior del recinto del festival sólo tuvieron que atender hasta ayer por la noche algunos casos de picaduras de mosquito, muy abundantes en la zona, además de varias curas que se saldaron con simples puntos de sutura. Sin embargo, los responsables del festival esperan que a partir de hoy el número de "borracheras" se incremente, aunque hasta ayer por la noche los efectos del alcohol no fueron motivo de alerta y sólo se registró un único caso de intoxicación etílica.
Por otro lado, durante toda la tarde también se produjeron varios desvanecimientos a causa del intenso calor que presidió la jornada.
Los vip's no quieren irse hasta el final
La organización ha dispuesto un cámping de vip's para alojar a los músicos y artistas que participan en el festival. Algunos de éstos, entre los que estan los componentes del grupo Ja t'ho diré, DoctorCalypso o Suede, aseguraron que se lo están pasando en grande y que como no quieren perderse la fiesta se quedan en el cámping hasta el final.
Las colas, protagonistas de la primera jornada del festival
La imagen de Escalarre: centenares de tiendas de campaña se agolpan entre los prados de Les Valls d'Àneu. La zona de camping se llenó hasta la bandera y la organización se vio obligada, sobre las 10 de la noche de ayer, a habilitar un nuevo espacio como zona de aparcamiento ante la masiva afluencia de visitantes. Doctor Music da los últimos consejos antes de acceder al recinto: unas instrucciones sobre el festival, una bolsa de basura y una encuesta en la que se inquiere sobre los servicios que ofrece la organización, que ayer vio desbordadas todas las previsiones.
Los asistentes que llegaron ayer al recinto se encontraron ante todo con colas y largas esperas para conseguir cualquier tipo de servicio: para canjear la entrada por el brazalete acreditativo, para ocupar su sitio en el camping, para las duchas, para comprar e incluso telefonear. Todo ello, mientras cientos de operarios ultimaban los últimos detalles del montaje de todo el recinto y se sucedían las reuniones entre organizadores, ecologistas y fuerzas de seguridad para amarrar cualquier detalle suelto.