POLÍTICA CULTURAL ARTE
Recuperan la idea de un museo compartido para cerrar el litigio con Aragón
“¿Quién nos impide crear un museo interdiocesano de pueblos hermanos de Catalunya y Aragón, con un patronato interdiocesano bajo el auspicio de los gobiernos autonómicos de Catalunya y Aragón, con unas colecciones interdiocesanas completamente compartidas y que periódicamente podrían circular por todas las sedes museísticas actuales?”. Esta es la pregunta que lanza el catedrático de Historia del Arte de la Universitat de Lleida Ximo Company en el artículo de opinión que puede leerse en la parte inferior de esta página como un nuevo intento para superar el litigio por el arte del Diocesà con Aragón. Company no es solo un profesor universitario sino que es precisamente el delegado del patrimonio artístico y cultural del obispado de Lleida, una de las ‘partes’ afectadas en este largo conflicto con la diócesis de Barbastro y ahora también por obras del monasterio de Sigena. El obispado, miembro del consorcio del Museu de Lleida, ya ‘renunció’ al centenar de obras reclamadas por Barbastro cuando el anterior obispo, Joan Piris, firmó ante el nuncio su entrega. Las obras siguen en Lleida ‘protegidas’ por el resto de instituciones que forman parte del consorcio, que invocan la ley de Patrimonio Cultural de Catalunya.
De todos modos, la propuesta del representante del obispado de Lleida no difiere mucho de la planteada en 2006 por el entonces President Pasqual Maragall y la consellera de Cultura Caterina Mieras, cuando ya establecieron unas bases similares para llegar a un acuerdo con el gobierno aragonés y el obispado de Barbastro. Se proponía un discurso museográfico compartido, la difusión conjunta de las colecciones de arte, impulsar una política de itinerancia y depósitos y constituir un patronato con representantes de Aragón y Catalunya de presidencia rotatoria. Incluso llegó a hablarse de un museo en Fraga. Todo quedó en papel mojado.
Un exmagistrado del TSJC cuestiona las ejecuciones del arte de Sigena
El magistrado jubilado Ángel García Fontanet, expresidente de la Sala Contenciosa Administrativa del Tribunal Superior de Justicia de Catalunya, suscribe en un artículo publicado ayer por El País los “aspectos discutibles” de las ejecuciones provisionales por el arte de Sigena dictadas por los juzgados de Huesca, desde “la legitimación de los demandantes, que nunca han sido propietarios de los bienes”, hasta “el otorgamiento de su titularidad a una persona jurídico-religiosa que nunca lo solicitó” o el hecho de “no obligar a abonar el precio pagado por los bienes y sus intereses antes de devolverlos”. García Fontanet incluso cuestiona la imparcialidad de las dos magistradas, “aragonesas de toda la vida”, aunque “sin concurrencia de la propia voluntad”.
Debería iniciarse el tiempo museístico de las minorías creativas Ximo Company. Catedrático de Historia del Arte de la Universitat de Lleida, antiguo Director del Museo de Bellas artes de Valencia, delegado de Patrimonio Artístico del Ob ispado de Lleida La lógica de la Museología mundial, y muy especialmente la de los museos de la Iglesia de Jesús de Nazaret ha sido partidaria siempre de poner el arte, la belleza y la cultura al servicio de los hombres y mujeres de todo el mundo, al servicio del bien, al servicio de la paz y la concordia entre las personas, los pueblos, las parroquias y las diócesis. Una obra de arte cristiana es y será siempre, en primer lugar, un eco de la belleza de Dios, un instrumento de paz, un instrumento de goce plástico, artístico y espiritual, y un estímulo, además, para crecer en humanismo y en humanidad. Nunca un instrumento de división; nunca un elemento de discordia. Cuenta un gran esteta de nuestra contemporaneidad, Joseph A. Ratzinger, que su primera vocación se forjó alrededor de la belleza: “de pequeño descubrí la Belleza de la liturgia y siempre la he estimado, porque sentía que en ella se nos presenta la belleza divina y se abre ante nosotros el cielo. También descubrí la belleza del conocer, conocer Dios, la Sagrada Escritura, gracias a la cual es posible introducirse en la gran aventura del diálogo con Dios, que es la teología” (Discursos de Benedicto XVI a los jóvenes, San Sebastián de los Reyes, 2010, p. 45; corresponde a un fragmento del discurso pronunciado el 6 de abril de 2006 ante un grupo de jóvenes de Roma). Es verdad que la Museología mundial promueve y defiende la unidad de las colecciones artísticas legítimamente conformadas (no fruto de expoliaciones indebidas u obtenidas por la fuerza). Especialmente cuando una determinada colección identifica y traduce la existencia de una unidad humana, histórica, cultural, lingüística, religiosa, de fe viva y común entre pueblos de una Diócesis que ha caminado unida durante más de 800 años, como es el indeficiente caso, cristiano, de Lleida. Sin embargo, la Museología de la Iglesia de Jesús de Nazaret va mucho más allá. Debería ir infinitamente mucho más allá. Debería ser mucho más moderna e innovadora. Mucho más fraterna, abierta y a la vez integradora. Debería permitirnos compartirlo todo. No 4 o 113 piezas, sino todo. Sí, deberíamos poder compartirlo todo. Es posible compartirlo todo. Es mucho mejor compartir que separar. Este es el futuro de la Museología mundial y, muy en particular, el de la Iglesia fraterna de Jesucristo en comunidades cercanas como las nuestras, las más próximas a Lleida. En temas de Cultura, Arte y Belleza deberíamos borrar y olvidar divisiones, fronteras y obstáculos. Esto, la división, debería formar parte del pasado. Somos hermanos. En Barbastro, Huesca, La Franja, Lleida... deberíamos poder compartirlo todo. Todo, y al servicio de todos; en beneficio de todos. Es una belleza de todos y debería poder ser compartida y disfrutada por todos, sin exclusión alguna. Y esto es posible. Con las leyes en la mano andamos extraviados; discernimos con torpeza. Sin embargo, si levantáramos la mirada hacia la cruz de Jesucristo, encontraríamos de inmediato un sinfín de soluciones. ¿Quién nos impide crear un Museo Interdiocesano de pueblos hermanos de Catalunya y Aragón, con un patronato interdiocesano tutelado por los gobiernos autónomos de Catalunya y Aragón, con unas colecciones interdiocesanas completamente compartidas y que periódicamente podrían circular por todas las sedes museísticas actuales? Ganaríamos todos. Un bien y unos beneficios comunes incalculables. En cambio, únicamente con las leyes en la mano, y con todo el mundo obcecado por el mísero tema de la titularidad, perdemos todos, nos empobrecemos todos. Volvemos a los estadios tribales del Cuaternario Superior. Una obra de arte es patrimonio de la humanidad. Una obra de arte sacra no sólo es patrimonio de la humanidad, sino un anticipo, además, extraordinario, de la bondad, la belleza y la paternidad de Dios. El dolor de Jesucristo en la cruz nos pide algo más. Un plus de humildad, de generosidad y de sentido común que todavía estamos a tiempo de dar, de concedernos y regalarnos todos, los hombres y mujeres de buena voluntad. Un buen regalo de Navidad. Las minorías cultas, serenas, sosegadas y creativas de Catalunya y Aragón, las del sentido común, cristianas, agnósticas, humanistas y ecuménicas deberían actuar. Es nuestro tiempo y nuestra hora; nuestra gran oportunidad.