La Lleida del XIV, de novela

La investigación sobre un retablo gótico de piedra desaparecido de la iglesia de El Vilosell fue el detonante para que Vicenç Aguado se decidiera a escribir una novela histórica, L’escultor de Déu, que publicará el próximo lunes la editorial Gregal. Barcelonés afincado en Vilanova i la Geltrú, Aguado es profesor de Derecho Administrativo en la Universitat de Barcelona, pero mantiene un estrecho contacto con Les Garrigues –fue socio fundador del Centre d’Estudis de Les Garrigues– y El Vilosell, localidad natal de su madre, donde actualmente preside el Centre d’Estudis Locals. Autor de monografías y artículos de su especialidad profesional, también ha publicado diversos libros de literatura infantil y juvenil, pero ahora se ha estrenado en el género histórico, una de sus pasiones. La novela, ambientada en el siglo XIV, narra la lucha por la libertad de un esclavo de origen griego capturado por las tropas catalanas en la isla de Sicilia. Este personaje histórico real llega a Barcelona, donde es comprado por el escultor Jaume Cascalls, maestro de obras de la Seu Vella desde 1360, y recibe el nombre de Jordi de Déu. Aguado explicó a SEGRE que “el protagonista no solo participa junto a Cascalls en la construcción de algunas de las obras más emblemáticas en la Catalunya del XIV, desde el panteón real del monasterio de Poblet hasta la Porta dels Apòstols de la Seu Vella pasando por las catedrales de Tarragona y de Barcelona –y también en la iglesia de Santa Maria de Cervera y los templos de Vinaixa y El Vilosell– sino que a través de sus ojos descubre un país en guerra con Castilla, las luchas de los nobles por el control del territorio y el mismo nacimiento de la Generalitat”.

Contra el ‘centralismo’ barcelonésAguado tenía claro que no quería una novela histórica ambientada en Barcelona, sino que “prefería narrar una historia que abrazara todo el territorio de Catalunya, dando por ejemplo la importancia que merece la Lleida del siglo XIV, la única ciudad catalana entonces con Estudi General”. El autor añadió que “también me hizo gracia documentar cómo era en aquella época la capital del Segrià”, ciudad natal de su esposa. “El artista protagonista de la novela fue un testigo privilegiado de un momento histórico de Catalunya apasionante”, concluyó.