CULTURA
El éxodo de los gitanos de Lleida
El periodista Eugeni Casanova constata que muchos de ellos mantienen el dialecto de Ponent tras emigrar a Francia
En Francia viven decenas de miles de gitanos catalanes, buena parte, descendientes de las comarcas de Lleida y ‘establecidos’ sobre todo entre las poblaciones de Montauban, Saint Gaudens y Villeneuve sur Lot. Pese al paso de los años, muchos de ellos han mantenido el dialecto de Lleida. El leridano Eugeni Casanova lo plasma en un libro.
En su opinión, no hablan catalán. Su lengua es el “gitano” y viven en Francia. Sin embargo, este “gitano” se entiende perfectamente con un catalán y sobre todo un leridano; utiliza un inconfundible artículo neutro ‘lo’; palabras como ‘xiquet’ tan habituales en Lleida, o ‘yo sic’, muy similar a la expresión de la Franja para decir ‘yo soy’. Muchos de sus apellidos son Flores, Castros, Gimenez y Reyes y sus familias proceden de Lleida, Balaguer, Graus, Monzón... en definitiva, de la Catalunya Occidental y la Ribera del Cinca. Ellos son los centenares de gitanos cuyas familias son originarias de Lleida, a las que el periodista leridano Eugeni Casanova ha reflejado en las más de 700 páginas del libro Els gitanos catalans de França (Pagès Editors). El volumen, que parte de su tesis doctoral, acaba de ver la luz y en él, el autor ha localizado a más de 160 comunidades en las que los miembros de esta etnia hablan todavía catalán, con raíces en toda Catalunya. Resulta difícil cuantificarlos porque las leyes francesas impiden los censos por razas, pero Casanova sí que ha podido constatar, hablando con las organizaciones que trabajan con ellos, que son decenas de miles, la mayoría con un dialecto evolucionado del catalán central y septentrional. Centenares de ellos, sin embargo, utilizan un catalán nuevo, que ahora ya no es noroccidental, pero que en su momento, lo fue sin ningún género de duda. Sus familias emigraron a finales del siglo XIX y principios del siglo XX con toda probabilidad y pasaron la frontera por la Val d’Aran. Un cambio de país relativamente reciente que hace que todavía no hayan perdido sus referentes. Según explica Casanova, el primer lugar donde se establecieron fue en Cazères, aunque ya no queda ninguno allí. Huyeron después de que un coche atropellase a una mujer. Según sus creencias, esto es una inequívoca señal de mal agüero. Ahora, buena parte de familias originarias de Lleida viven en ciudades como Montauban, Villenueve sur Lot y Saint Gaudens. Sin embargo, las primeras comunidades de gitanos catalanes empezaron a trasladarse al país vecino a partir de 1783 cuando el rei Carlos III emitió una pragmática permitiéndoles viajar, ya que hasta entonces estaban obligados a vivir en las ciudades que tenían asignadas. Muchos llegaron desde el Empordà y acabaron teniendo Perpiñán como ciudad de referencia, como ocurre hoy en día.
Este libro parte de su tesis doctoral. ¿De dónde le vino el interés por estas comunidades?
El origen parte de la gran fiesta de los gitanos europeos, que se celebra en la pequeña población de Saintes Maries de la Mer, situada en del sur de Francia, en la Camarga, en la desembocadura del Roine, en la Provenza. Fui por curiosidad a ver esta peregrinación y escuché a gitanos hablando en nuestra lengua. Conocía bien la comunidad de Perpiñán que hablaba catalán y no le presté mucha importancia. Sin embargo, unos años más tarde regresé para escribir un reportaje sobre esta celebración para un periódico de Barcelona. hablando con ellos, me explicaron que eran de Carcasona, Montpellier, Lión... Esto ya me extrañó más, sobre todo al decirme que ya lo hablaban sus padres, abuelos...
Y empezó a investigar.
En efecto. Con las referencias que me dieron ellos fui a visitar Arlés y Tarascón, dos poblaciones muy cercanas a Saintes Maries de la Mer y encontré barrios enteros en los que todo el mundo hablaba catalán. Todos gitanos, naturalmente. Empecé a investigar. Durante cuatro o cinco años, recorrí Francia –en diferentes viajes y espacios de tiempo, naturalmente– y acabé localizando hasta 160 poblaciones y decenas de miles de personas que hablaban catalán y algunos de ellos, catalán originario de Lleida y la Franja y también con palabras aragonesas.
¿Como llega aquí el dialecto de Lleida?
En general, hablan la lengua de los gitanos catalanes de Perpiñán, un catalán central con rasgos de rosellonés. Sin embargo, me encontré con poblaciones como Saint Gaudens, a 50 kilómetros de la Val d’Aran, o Montauban y Villeneuve sur Lot, por ejemplo, que hablaban claramente catalán de Lleida. Los gitanos de estas poblaciones llegaron a Francia a través de la Val d’Aran, procedentes de Lleida, Tremp, la Ribera de Cinca, Monzón...
¿Tienen consciencia de hablarlo?
No. Ni siquiera de hablar catalán. Ellos consideran que hablan gitano. De hecho, se sorprendieron muchísimo al oírme hablar catalán y decirles que no era gitano, sino paio. Se preguntaban qué hablan los gitanos de Catalunya si aquí todo el mundo habla ‘gitano’.
La conciencia de pertenencia es más fuerte que las políticas de inmersión lingüística.
Este es el secreto. Su seña de identidad es ser gitanos catalanes, por tanto es la lengua del gueto. Una vez ha desaparecido el caló, la lengua de la colectividad, la que les hace únicos y les distingue de los paios, es el catalán. Recuerdo el caso de una mujer gitana, profesional, superelegante, de unos 40 años, que hablaba en francés a su hija. Al preguntarle yo por qué lo hacía, casi con lágrimas en los ojos, me respondió que ‘porqué estaba loca’. Ella se sentía integrada en Francia y quería que sus hijos también, pero al hacerse mayor su hija se arrepentía.
¿Qué les impulsó a emigrar?
Empezaron a emigrar a finales del siglo XVIII, sobre todo después de que en 1783 se promulgase una ley, lo que se llamaba una pragmática, que les permitía viajar. Hasta aquel momento, las leyes castellanas (que eran las impuestas en Catalunya desde la derrota de 1714), obligaban a los gitanos a ser payeses –cuando tradicionalmente habían sido tratantes de animales– y a vivir en ciertas ciudades.