CINE PREMIOS
El cine español se reivindica
La 31 edición de los premios Goya transcurrió la noche del sábado en un tono “blanco roto” –sin críticas políticas de otros años– como el humor del presentador Dani Rovira, que reivindicó el papel de la mujer en el cine calzando zapatos rojos de aguja, en una noche en la que Tarde para la ira del debutante tras las cámaras Raúl Arévalo se llevó cuatro Goya, entre ellos, mejor película y JuanAntonio Bayona, mejor director por Un monstruo viene a verme, logró nueve estatuillas. Los premios consagraron también doblemente a Emma Suárez como mejor actriz principal (Julieta) y de reparto (La próxima piel). “Estoy muy feliz, ni en el mejor de nuestros sueños”, afirmó Arévalo, que logró levantar su estatua tras nueve años. Bayona se acordó de su padre, quien le transmitió “el amor por el cine y la cultura en general”. Ambos pidieron diversificar la financiación. Suárez reflexionó sobre la “incertidumbre” que acompaña al oficio y la “inseguridad”, al ser preguntada por la sensación de que está viviendo una segunda vida como intérprete. “La vida son momentos y hay que saber disfrutarlos, como el de esta noche. Es muy importante el trabajo”, dijo. Uno de los momentos emotivos fue cuando la artista Silvia Pérez Cruz, Goya a la mejor canción original por Ai, ai, ai en Cerca de tu casa, homenajeó a los desahuciados de sus casas cantando una canción en la que el estribillo rezaba ‘no hay tanto pan”. Entre los invitados figuraba el crítico de SEGRE, Juan Ferrer, director de la Mostra de Cinema Llatinoamericà.