SANT JORDI 2017
Un Sant Jordi de 48 horas anima las ventas en la mejor 'diada' en años
Miles de leridanos salen a la calle en una jornada soleada y más festiva que nunca
Cuando Sant Jordi cae en domingo editores y libreros cruzan los dedos porque es una lotería. Y este año ha tocado premio gordo. La gran fiesta de la cultura se ha alargado 48 horas y ha consolidado la remontada de 2016 tras años de pesimismo y crisis. La guinda del pastel, un tiempo primaveral que sacó a miles de leridanos a la calle.
Si Sant Jordi no existiera habría que inventarlo. Independientemente de si la Unesco acaba declarando la fiesta patrimonio inmaterial de la humanidad, un día en el que se regalan libros y rosas y miles de personas salen a la calle para celebrarlo es una deliciosa rareza que todos los catalanes han hecho suya, ideologías al margen. No hay más que mirar las variopintas paradas de partidos políticos, ONGs o protectoras de animales que conviven en promiscua armonía en las calles. este domingo no fue una excepción.
El buen tiempo acompañó en un Sant Jordi para enmarcar. El año pasado fue bueno, pero éste ha sido mejor. Después de años de crisis y pesimismo, los libreros calculan que las ventas han aumentado un 5%. Que la fiesta ceste domingoa en domingo contribuyó al éxito. El presidente del Gremi de Llibreters, Jordi Caselles, reconocía este domingo que ha sido un Sant Jordi de 48 horas. El sábado ya se vivió un multitudinario anticipo de la diada que no restó público a la jornada oficial. Lo único negro del día fue la temática elegida por el público que optó por la literatura de Km 0, ya que en el podio de los autores de Ponent más vendidos (ver página 4) estaba copado por tres obras de género negro: Tan tuyo como tu muerte, de Emili Bayo; Seixanta-vuit, de Ramon Usall, y la obra colectiva Assassins de Ponent. Los mediáticos se llevaron, un año más, el gato al agua en cifras absolutas, pero los libreros confirman que los título de casa ganan adeptos. Solo había que fijarse en las colas que se formaron en las firmas de libros programadas.
Los incombustibles autores de Lo Dicciori Lleidatà, Ferran Montardit, Robert Masip y David Prenafeta, admiten que son los primeros sorprendidos por el fenómeno. “Llevamos 11.000 libros vendidos de los dos libros anteriores”, explican. Su enmascarado compañero de editorial, el Sr. Postu, tampoco presentaba novedad pero también se hartó de firmar y hacerse selfies. Maria Pons, que se estrenaba en el difícil género del microrelato con Petits crims familiars, explicaba que era un Sant Jordi diferente. “Cuando publicas una novela tiene más repercusión, pero con este libro recibo correos preciosos. Hay más feedback con los lectores, pero es íntimo”. Eduard Roure, colaborador del dominical de SEGRE, disfrutaba de la fiesta como escritor por primera vez. “Los otros años me ha tocado trabajar”, aseguraba el autor de La nit de les oques. Hoy será día de recuento, de afinar las cifras y los rankings, pero con una sonrisa, que ya tocaba.
Día de contacto directo con los lectores y anédotas ¿Quién dijo miedo a la página en blanco? No hay tiempo: los lectores llegan con el ejemplar recién comprado y hay que hacer una dedicatoria. “Acabas cansada, pero es muy bonito”, reconoce Montse Sanjuan. A los autores de Lo Diccionari les sale la vena carrinclona y Laura Bernis dice sentirse feliz cada vez que firma un libro para un niño.