RECONOCIMIENTO
Sanaüja rinde tributo a su 'hijo ilustre', el poeta Joan Margarit
La localidad natal del autor destaca que “hace grande a nuestro pequeño pueblo”
Vecinos de Sanaüja de todas las edades se volcaron ayer en un homenaje al arquitecto y escritor Joan Margarit, nacido en esta localidad de la Segarra el 11 de mayo de 1938 –mañana cumplirá 79 años–, en un acto en el que se formalizó la declaración de ‘hijo ilustre’ del municipio, como avanzó SEGRE el pasado viernes.
El alcalde Josep Condal leyó el acta en que el consistorio aprobó de forma unánime este reconocimiento “por la trayectoria de Joan Margarit, de la que nos sentimos orgullosos y partícipes”. Tras la intervención del alcalde, el escritor no dejó de recibir elogios de colectivos como los propios vecinos, otros ediles municipales, la asociación de Gent Gran y de puntaires de Sanaüja y los escolares. Estos protagonizaron el momento más emotivo cuando media docena de alumnos de quinto y sexto de Primaria leyeron los poemas que habían escrito en la segunda edición del certamen que el centro escolar dedica al poeta.
La segunda teniente de alcalde, Gemma Martínez, dio las gracias a Margarit por “hacer grande a nuestro pequeño pueblo”. En tono emocionado, Margarit agradeció “este acto único, diferente al resto de actos en los que participo”, y añadió que “uno tiene que estar siempre agradecido con el pueblo en el que nació”. En su parlamento, el Premio Nacional de Poesía de 2008, recordó que “no solo nací en Sanaüja sino que mi familia ya estaba aquí en el siglo XVIII”; explicó vivencias con sus abuelos y aseguró a los escolares que “yo también aprendí a escribir en Sanaüja”. De hecho, “mi poesía está muy ligada a mi lugar de origen”, añadió.
Su padre diseñó el Campanar de les Hores en 1929 El padre del escritor, Joan Margarit Serradell (1908-1997), diseñó en 1929 cuando era estudiante de arquitectura el Campanar de les Hores de Sanaüja, una estructura en la plaza Major de la localidad que, al contrario de la mayoría de iglesias, está separada del edificio del templo. Al parecer, la espadaña de la iglesia no permitía colocar un reloj y se optó por esta solución singular.