CULTURA
Una década sin Guinovart
Los actos para recordar su legado están vinculados a la pintura, la gastronomía, la música o las letras
En diciembre se cumplirán diez años de la muerte del pintor, dibujante y grabador Josep Guinovart, muy vinculado a Agramunt. Tanto que es en esta población donde decidió construir el primer centro de arte contemporáneo de Lleida. Desde allí se proyecta su obra y, ahora, se ha organizado todo un año de actividades para conmemorar la efeméride.
Su primer contacto con Agramunt, el pueblo de su madre, fue en los años 1937 y 1938, en plena Guerra Civil. Los bombardeos les obligaron a refugiarse en una cabaña en el campo donde vivían su abuelo, su madre, sus tías y sus hermanos. Aquí llegó su primer contacto directo con el campo y sus objetos, cuyos colores terrosos y formas le acompañaron, al principio casi inconscientemente, a lo largo de toda su trayectoria artística, pese a que entonces solo tenía nueve o diez años. No regresó hasta finales de los 70 y principios de los 80, tres décadas después de haber iniciado su carrera artística. Fue en este “reencuentro” cuando se dio cuenta “del porqué de la importancia y del origen de ciertas estructuras en mi lenguaje; obsesiones, materiales como la tierra, la paja, el grano. La identificación con las geografías y los entornos áridos”, según escribió el mismo artista.
En 1946 acabó sus estudios en la Escola d’Arts i Oficis de Barcelona y por aquel entonces su obra estaba fuertemente influenciada por el naturalismo y artistas como Nonell y Gimeno. Dos años más tarde presentó su primera exposición individual, pero pronto abandonó esta estética vinculándose al grupo Dau al Set, donde se convenció de romper con las formas imperantes en el arte, aunque se sentía alejado del grupo de Joan Miró. Tras conseguir una beca para formarse en París en 1953 regresó a Barcelona, donde fue uno de los fundadores del efímero Grup Taüll que, pese a su brevedad, reunió a algunos de los mejores artistas del momento, como Antoni Tàpies, Joan Josep Tharrats o Modest Cuixart. Aquí se inició en el arte abstracto, con el uso de elementos tridimensionales y creando habitualmente obras de grandes dimensiones, al tiempo que trabajaba también en varios decorados escenográficos. Fue a partir de la década de los 50 y los 60 (cuya producción reflejará el Museu Nacional d’Art de Catalunya en una exposición) que su obra empezó a verse a nivel internacional, a raíz de participar en bienales de arte contemporáneo en ciudades como Sao Paulo ( 1952 y 1957), Alejandría (1955) o Venecia (1958 o 1962), entre otras. Fue en este contexto cuando tomó consciencia de que si bien el arte contemporáneo en España tenía nivel, hacía falta educación al respecto para que pudiese llegar al público. Su prestigio conllevó que le comprasen obras, en este caso aguafuertes, equipamientos tan significativos como el Museo Guggenheim de Nueva York. En España, centros como el Reina Sofía de Madrid también disponen de piezas del artista.
Los verdes de la primavera, los dorados del trigo y los ocres y rojizos de la tierra son constantes en su obra
Una de las aportaciones del Any Guinovart será la creación de un tapiz basado en un cuadro del creador
El diseñador Miquel Milà se ha encargado del logo del Any Guinovart, que acompañará los actos
Uno de sus últimos sueños fue imaginar la Vinya dels Artistes en La Pobla de Cérvoles (ver desglose), que se hizo realidad en 2010, de forma póstuma, aunque sus responsables, Joan Jové y Sara Balasch, mantienen viva el alma del creador en cada una de las intervenciones en sus viñedos y olivos.
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agramunt
Con motivo del 10º aniversario de la muerte de Guinovart, se celebrarán actividades en una veintena de centros y museos de toda España que reflejan la vertiente calidoscópica del artista. Así, el Teatre Lliure permitirá exponer las escenografías del artista, el Institut d’Estudis Catalans (IEC) dará la mano a la literatura y las artes plásticas y el Museu del Joguet mostró entre abril y la pasada semana al Guinovart más objetual, entre otros. La buena acogida de la propuesta del Any Guinovart ha supuesto que los actos se alarguen más allá de 2018 y alcancen hasta mayo de 2019. Así, la próxima semana se inaugurará la exposición Trencant els límits o la cançó del pirata Travouniug en el Museu Víctor Balaguer de Vilanova i la Geltrú, que quiere poner de relieve cómo Guinovart convertía un objeto en arte. En septiembre, el Celler Mas Blanch i Jové de La Pobla de Cérvoles le rendirá homenaje con una muestra a toda su trayectoria. No en vano fue el ideólogo de La Vinya dels Artistes, que se encuentra en la misma bodega y donde puede admirarse su escultura L’orgue de camp. Con motivo de la efeméride envasarán vino con una etiqueta conmemorativa. Asimismo, durante todo el verano la Fundació Lluís Coromina de Banyoles mostrará su relación con la gastronomía, ya que incluso la chef Carme Ruscalleda se ha inspirado en él para algunos de sus platos. El MNAC, el Museu d’Art de Lleida y el Museu de la Música serán otros de los escenarios para recordar a Guinovart.
La Fundació Privada Espai Guinovart de Agramunt tiene el honor de ser el primer centro de arte contemporáneo de la demarcación de Lleida. Nació en 1994 de la intención del artista de crear un espacio para promocionar el arte contemporáneo y a la vez exponer su obra y en breve el equipamiento se convirtió en un referente. Poco más de dos décadas después, en 2015, su dedicación se vio recompensada con el Premi Nacional de Cultura porque en este tiempo “ha velado por la presencia del artista fundador, a la vez que ha promovido el arte emergente y se ha convertido en un aliciente para el turismo local y la promoción del municipio”. Además, este año ha recibido la Creu de Sant Jordi. Actualmente cuenta con un fondo de más de 300 piezas de este artista que quiso que su universo se proyectara al exterior desde Agramunt.El Espai Guinovart se alza en la plaza del Mercat, donde antiguamente estaba un convento mercedario, transformado más tarde en escuela y derribado en 1930. En la posguerra, Regiones Devastadas construyó un mercado, que con el tiempo, alrededor de los años 80, cayó en desuso. En 1990 empezaron las obras para reconvertirlo en lo que hoy es el Espai Guinovart, inaugurado en 1994 con una superficie ocupada de 580 metros cuadrados. El impresionante espacio central que recibe al visitante lo obsequia con un mural y dos instalaciones creadas especialmente para este lugar: el Mural de les quatre estacions, La cabana y L’era, mientras que los porches laterales que anteriormente ocupaban las paradas, ahora muestran las obras del fondo de la colección, que van cambiando periódicamente.