La situación política catalana marca la conmemoración de los 310 años de la caída de Lleida ante las tropas borbónicas

La sala de la Canonja de la Seu Vella ha vivido una conmemoración de la caída de Lleida el 11 de noviembre de 1707 ante las tropas borbónicas marcada por la actual situación política en Catalunya. El acto, que se celebra en esta fecha histórica desde hace diez años y que hace tres coincidió con los eventos del Tricentenari de 1714, ha contado con la presencia del alcalde de Lleida, Àngels Ros; la vicepresidenta de la Diputación, Rosa Pujol, que ha excusado la ausencia del presidente, Joan Reñé; y el director de los servicios territoriales de Cultura de la Generalitat, Josep Borrell, en representación del Govern en Lleida al estar su delegado, Ramon Farré, cesado en virtud de la intervención estatal de la autonomía catalana. La conmemoración, a la que apenas han asistido una treintena de personas, ha consistido en una conferencia del historiador leridano Jaume Barrull, que ha repasado los episodios de la Guerra de Sucesión, "un conflicto europeo que acabó con la traumática incorporación de Catalunya al reino de España". Rosa Pujol ha lamentado que "en los últimos cien años diez de los doce presidentes de la Generalitat han sufrido prisión, exilio o magnicidio, desde Prat de la Riba a Puigdemont". Josep Borrell ha afirmado que "los pueblos que son nación caen y vuelven a levantarse, como esta catedral que es símbolo del renacimiento de este pueblo". Finalmente, Àngel Ros ha expresado su "firme deseo de que ningún conseller o los Jordis estén en prisión, que los que están en Bruselas puedan regresar a casa y que las elecciones del 21D sean el final de la intervención del autogobierno de Catalunya, por el que tantos hemos trabajado".