ARTE EXPOSICIONES
Ureña, de Sevilla a Bilbao
“Me siento como el protagonista de Ocho apellidos vascos”, bromea Joaquín Ureña mientras explica el ‘viaje’ de sus acuarelas de Sevilla a Bilbao. Superados los 70, el artista leridano se encuentra más activo que nunca: exposición en la capital hispalense y, en febrero, ‘traslado’ de su estudio pictórico a la capital vizcaína. Mientras tanto, estos días no para de pintar en diversos rincones del Eix Comercial (“me encanta la calle Major, es la calle de la fiesta, del domingo de cuando yo era un jovencito”, destaca) de cara a la tradicional exposición colectiva navideña de la galería Indecor de Lleida. Y sin olvidar que el próximo otoño ‘toca’ de nuevo viajar a Madrid, a la céntrica e histórica galería Ansorena, de la que Ureña es artista fijo cada dos o tres temporadas.
Hasta fin de mes, la galería de arte Haurie de Sevilla, en pleno barrio de Santa Cruz, presenta una veintena de apuntes de acuarela en los que el artista leridano ha plasmado los rincones más tradicionales de la capital andaluza, desde la Giralda o la Torre del Oro a la Maestranza. La exposición, que ha titulado Reflejos, está acompañada evidentemente con una buena muestra de su especialidad, acuarelas de gran formato con sus típicos ‘bodegones’ de estanterías de libros y vistas domésticas, en esta ocasión con una novedad técnica. “Estoy experimentando en el cuadro con las tonalidades de las luces blancas, más frías y limpias que las amarillentas de la luz solar; hay que buscar cosas nuevas porque hacer siempre lo mismo me aburre”, explica el artista.
Y mientras experimenta, la galería Juan Manuel Lumbreras de Bilbao le ha llamado para exhibir El taller expandit, la muestra que presentó en el Museu Morera de Lleida en primavera de 2015 y que desde entonces se ha convertido en itinerante, ya que también viajó a Tres Cantos, en Madrid, y este pasado verano a Puerto Mingalbo, en Teruel. En Lleida, más de 3.000 visitantes disfrutaron de su colección de enormes acuarelas, entre ellas, una serie de lienzos de dos metros de altura y que suman doce de largo. “¡Parezco de Bilbao!”, bromea de nuevo Ureña sobre la magnitud de su obra, contento ahora porque por fin ha conseguido pintar los árboles de la plaza Sant Joan cuando, solo durante unos pocos días, adquieren una tonalidad roja otoñal.