PATRIMONIO HISTORIA
Arte de ida y vuelta
Un estudio detalla la dispersión del patrimonio leridano tras la Guerra Civil
Los estragos de la Guerra Civil en el patrimonio artístico religioso de las comarcas de Lleida no solo culminaron con el destrozo o la quema de muchas piezas. El historiador del arte y conservador del Museu de Lleida Alberto Velasco ha sacado a la luz la dispersión territorial o ‘desaparición’ de muchas obras durante la postguerra.
Ahora, el historiador del arte y conservador del Museu de Lleida Alberto Velasco ha sacado a la luz tras años de investigación en archivos y museos que este proceso de retorno del patrimonio leridano no fue perfecto ni mucho menos. Velasco presentó un informe el pasado día 17 en una jornada en Tarragona sobre museos y patrimonio en el que desveló un buen número de casos de obras de arte que acabaron enteras o fragmentadas (en el caso de retablos) en manos de coleccionistas privados, o que en lugar de retornar a las parroquias acabaron en museos diocesanos que no ‘tocaba’ o que incluso desaparecieron en el camino sin dejar rastro, seguramente vendidas en el mercado del arte.
Este último fue el caso del retablo de Sant Pere, del siglo XVI, de la iglesia de Tudela de Segre. Velasco ha descubierto una foto antigua de esta obra en el templo, tomada antes de 1937, cuando se tiene constancia documental de que fue desmontado entonces por un comité republicano procedente de Manresa y que después acabó en Figueres, desde donde se le perdió la pista. Con la publicación de esta imagen inédita (foto superior izquierda de la página siguiente), Velasco lanza un llamamiento al mundo del arte (desde museos a coleccionistas) para tratar de averiguar el paradero del retablo.
Alberto Velasco desvela ventas ilegales, retornos a lugares equivocados o desapariciones de obras
Pero la casuística de lo que pasó durante los primeros años de postguerra es más amplia, y repleta de anécdotas curiosas. Como el retablo de piedra de Alòs de Balaguer, que regresó al municipio de la Noguera en 1955 sin uno de los departamentos de la predela, que se conserva en el Museu de Lleida. O un calvario gótico de Santa Maria de Meià, que Velasco descubrió hace poco que se guardaba en el Museu Víctor Balaguer de Vilanova i la Geltrú, adonde había llegado como donación en los años 80 de un coleccionista privado. O el retablo de Arties, que ya llegó al Museu del Poble de Lleida sin las tablas de Pentecostés –que siguen en paradero desconocido– y de la Ascensión, que se conserva en el Museu Maricel de Sitges. O los retablos de Vilamur y Alsina de Ribelles, que en el viaje de regreso se ‘desviaron’, seguramente vendidos por el propio obispado de Urgell. En resumen, toda una historia ‘negra’ del aprovechamiento de la coyuntura de la época para, en muchos casos, convertir el patrimonio en negocio.