Una 'entrega' de arte con interrogantes

Si la operación del pasado 11 de diciembre con la que los técnicos del gobierno de Aragón y la Guardia Civil se llevaron del Museu de Lleida las obras de Sigena ya fue del todo rocambolesca –por no utilizar otras palabras más gruesas–, el epílogo de este litigio por el arte aún resulta más surrealista. Y es que ahora tampoco nadie se pone de acuerdo para cerrar de una vez la operación, después de que aquel día se echara en falta en el museo un cuadro de una Inmaculada, del siglo XVIII, que se encontró cuatro días más tarde en las dependencias del Palau Episcopal del obispado de Lleida. Desde entonces, el óleo sigue conservado y prácticamente empaquetado en las salas de reserva de la pinacoteca en espera de su traslado. Cabe recordar que el abogado del Consorci del Museu comunicó de forma oficial al juzgado de Huesca el pasado 15 de diciembre –ayer se cumplió un mes– que la obra se había encontrado y que se encontraba en el museo a disposición de las autoridades aragonesas.

La nueva jueza titular del juzgado número 1 de Huesca, María Teresa Puchol, envió finalmente la semana pasada a los servicios jurídicos de la Generalitat –institución propietaria del arte en litigio de Sigena– una providencia instando a “entregar” la obra “sin dilación”. Sin embargo, en este escrito no especificó un plazo para hacerlo ni, lo más importante, cómo debe hacerse. De hecho, desde Lleida se reitera que la pintura está en el museo a disposición de las autoridades aragonesas, o sea, que pueden venir a buscarla cuando quieran, mientras que desde Aragón insisten en que debe ser la Generalitat o el Consorci del Museu los que trasladen la pieza hasta Sigena. Y en esas estamos.