ENTREVISTA PATRIMONIO
Josep Giralt: «El litigio de Sigena ha sido una cuestión política y de votos»
JOSEP GIRALT | director del museu de lleida, diocesà i comarcal
Pasado algo más de un mes del inédito ‘asalto’ policial al Museu de Lleida en busca de las obras de Sigena en litigio, el director de la pinacoteca, Josep Giralt, recuerda y hace balance de los acontecimientos vividos el 11 de diciembre, que “no desearía para ninguna otra institución cultural del mundo”. Eso sí, mientras se está a la espera de nuevos episodios judiciales, ahora en el ámbito del Tribunal Supremo, Giralt tiene trabajo por delante este 2018: la remodelación de los espacios vacíos y un ambicioso cartel de exposiciones temporales.
El pasado 11 de diciembre, el director del Museu de Lleida, Josep Giralt, vivió algo nunca visto: un insólito despliegue policial dentro y en torno del edificio para llevarse a Aragón las obras de Sigena en litigio, aprovechando la oportunidad del vacío de poder en la Generalitat por el artículo 155.
¿Qué sensación le queda cuarenta días después?
Que el Museu de Lleida se ha convertido en un elemento clave de la sociedad leridana, quiero decir que ya existe un binomio relevante y fantástico entre el museo, su función social y el aprecio que le tiene la ciudadanía; y que en este litigio de Sigena el patrimonio nunca ha importado, siempre ha sido una cuestión política y de votos, agravada por la situación del país. Una invasión, una ocupación por parte de las fuerzas de seguridad del Estado de una institución pública cultural al servicio de la sociedad, es una situación que no debería de pasar en ningún lugar del mundo.
¿Le sorprendió la magnitud de toda la operación, incluso con calles cortadas al tráfico?
Cuando comencé a ver cómo llegaban coches y más coches del cuerpo de asalto de la Guardia Civil por la rambla Aragó, ya me asusté. Y cuando llegaron a la puerta del museo armados hasta los dientes y me dijeron que venían a ocupar las puertas de emergencia del edificio..., ¡yo esto no lo había visto en mi vida! Todo estaba muy pensado y diseñado de cara a montar una escenografía muy fuerte y muy dura. Nunca en mi vida me hubiera imaginado que en un país civilizado como son Catalunya y España viese cómo la cultura fuera invadida por 80 ó 90 efectivos de cuerpos de seguridad.
Les acusaron de la mala conservación de las obras.
Lo que más mal me supo es que redactamos y enviamos unos cuantos informes al juzgado que no sirvieron de nada. Allí advertíamos no solo sobre los peligros de trasladar algunas de las piezas sino también que el programa de trabajo presentado por el gobierno aragonés era muy simple y sencillo. Estaba pensado para ir deprisa, sobre todo para poder llegar con las obras a Sigena de día.
Y ahora las obras están en el monasterio, en unas condiciones que han recibido críticas.
El monasterio de Sigena está comprobado y demostrado que no es un espacio que reúna las condiciones de conservación preventiva, de humedad y de temperatura como tuvieron en Lleida desde los años setenta. El monasterio no es un museo, ni siquiera está abierto al público. Ahora mismo es un almacén.
¿Qué opinión le mereció la actuación del ministro de Cultura?
El ministro tenía muy claro que el 155 le permetía lavarse las manos y que tenía un ejecutor fantástico, el juez. Recordémoslo: un juez temporal, que solo estuvo en este juzgado un mes, pero que en este tiempo hizo más ‘faena’ que todos los anteriores en el caso desde 2012. El Museu de Lleida ha sido como un chivo expiatorio de una práctica patrimonial y judicial que no la desearía para nadie.
El mensaje de Año Nuevo del presidente Lambán a los aragoneses desde Sigena fue la guinda.
Si los aragoneses ven bien votar a un personaje como Lambán, me parece estupendo para ellos, pero creo que es una persona poco respetuosa y su manera de entender la cordialidad entre vecinos fue el mensaje televisivo delante del arte y, por tanto, enseñando un botín de guerra.
¿Qué planes tiene el Museu para llenar en este 2018 el hueco dejado por las obras de Sigena?
Tres exposiciones temporales y la remodelación de los espacios ahora vacíos. En la zona donde estaban las cajas sepulcrales, la remodelación pasará por explicar el Gótico final. También tenemos que revisar el siglo XVI, donde falta la obra de Gabriel Joly, y aquí podemos remodelar este espacio con piezas que hacen referencia al Renacimiento y al Barroco. Estamos negociando con el Museu Nacional d’Art de Catalunya para que nos dejen algunas piezas relacionadas con Lleida. Y además: incorporar todas las compras que se hicieron de cerámica leridana del XVII.
En cuanto a las exposiciones temporales, la primera, a finales de este mes o principios de febrero, situará Lleida en el ámbito del Mediterráneo en el siglo XX, puesto que el Museu de Lleida quiere apostar fuerte por convertirse en un referente como el museo de historia de este territorio. La segunda, entre abril y julio, será nuestra colaboración en el Any Guinovart, intentando explicar cuáles fueron las fuentes de inspiración del artista desde la prehistoria y hasta la Edad Media, con algunas de sus obras exhibidas junto a piezas del fondo del museo. Y en septiembre inauguraremos la tercera, sobre las ciudades romanas de Ponent: Lleida-Ilerda, Guissona-Iesso e Isona-Aeso.