Las pruebas que descartó el Vaticano

En enero de 1996 llegó al Museu Diocesà de Lleida una carta con la primera reclamación del arte por parte de la diócesis de Barbastro-Monzón. La persona que abrió aquella misiva fue la historiadora Carmen Berlabé. Actual conservadora del Museu de Lleida, Diocesà i Comarcal, Berlabé ha vivido siempre en primera persona el largo litigio del arte originario de parroquias de la Franja, que ahora ha vuelto a resurgir tras la demanda en los juzgados de Barbastro presentada el pasado martes por la diócesis oscense. Coincidiendo con esta nueva ofensiva judicial y casi nueve años después de que sus investigaciones sobre el Museu Diocesà de Lleida dieran forma a su tesis doctoral, Berlabé presentó ayer el libro Del Museu Diocesà al Museu de Lleida (Pagès Editors), en el que no solo repasa la historia más que centenaria de la pinacoteca leridana sino que incluye la transcripción de la documentación original que “demuestra que la colección de arte se conformó de forma legal y legítima a través de compras, permutas y donaciones, de acuerdo con los usos y costumbres de la Iglesia en la época”. Berlabé, que formó parte del equipo que asesoró al obispo Ciuraneta en el proceso que se siguió hace años en el Vaticano, recordó que “la Santa Sede siempre descartó esta documentación histórica, que esperamos que ahora sí pueda verse y se tenga en cuenta en el juicio civil”. En este sentido, el director del Museu, Josep Giralt, aseguró que “buena parte de nuestra futura defensa se basará en los documentos de esta obra”, aunque advirtió que “aún no nos ha llegado la demanda y habrá que examinarla cuando proceda”.

El libro, de casi 800 páginas, retrocede hasta el siglo XVIII, con la dispersión de obras de arte de la Seu Vella por parroquias del territorio debido a la transformación de la antigua catedral en cuartel militar tras la caída de la ciudad en manos de Felipe V en 1707; repasa la historia de la creación de los museos diocesanos y en especial el de Lleida; aporta toda la información documental generada por el litigio, desde la segregación de parroquias; e incluye los diez años del Museu de Lleida con el asalto policial incluido del pasado 11 de diciembre por el arte de Sigena. Un corpus documental de más de 20 años de trabajo.

¿Pero cuántas obras originarias de la Franja se reclaman?

El número de piezas reclamadas por Barbastro sigue bailando: mientras el letrado de la diócesis oscense anunciaba el pasado martes una demanda por 111 obras, en el Museu de Lleida les consta 110 e incluso en este largo litigio se publicó que eran 112. Berlabé señaló que “la petición originaria había sido de 113, pero se habían incluido en la lista por error dos piezas originarias de Peralta de Alcofea, de la diócesis de Huesca; tendremos que contrastar nuestra catalogación y números de registro con las obras que se incluyan en la demanda cuando esta nos llegue”. También recordó que “en su día el museo ya admitió que 27 de estas piezas, de poco valor artístico, están en depósito en Lleida”. El director del Museu comentó que “el país necesita un Govern y un conseller de Cultura, aunque el Consorci tiene capacidad jurídica propia para defenderse”.