LITERATURA RECONOCIMIENTOS
Un Premi d'Honor para la ironía
El estilo directo, sarcástico, ingenioso e irónico del escritor, traductor y periodista Quim Monzó le valió ayer para alzarse con el 50 Premi d’Honor de les Lletres Catalanes de Òmnium Cultural, entidad que también reconoció que “moderniza y revitaliza” el catalán. Monzó, con su habitual aspecto circunspecto, bromeó con que desconocía si los impulsores del galardón habían pedido informes médicos sobre su persona y sospechaban de alguna enfermedad mortal que les haya urgido a reconocerle, convirtiéndole en el segundo premiado más joven de la historia del galardón, por detrás de Jaume Cabré. El articulista de La Vanguardia lamentó que, por primera vez, el presidente de Òmnium, Jordi Cuixart, no le hubiera podido llamar y que fue incapaz de contestarle la carta que envió desde la cárcel, más allá de los formalismos. “Es tan escandaloso lo que hace la Justicia, y la absoluta complacencia con que medios supuestamente críticos deberían responder, que no hay más cosas que explicar”, sentenció.
El escritor también lamentó la “situación grave” del catalán, no tanto por usos dialécticos y castellanismos sino por el mal uso de las estructuras. “Vamos hacia una irlandización” de la lengua, deploró el ganador del Premi d’Honor, que ha observado que, pese a que Irlanda es un estado, la situación en que vive el irlandés es penosa, igual que sucede con el occitano, pese a no tener estado. Según Monzó, “desde 2010 con la faramalla de ilusión independentista, la lengua ha quedado arrinconada”, y los problemas que atraviesa el idioma no son prioridad, porque todo el mundo habla del soberanismo. A su juicio, el “catañol” lo impregna todo, y reveló que si desconociera el castellano, no entendería muchos textos en catalán.