CINE FESTIVAL
Pasión en Cannes por Scorsese
El cine era su evasión cuando era un niño rodeado de violencia en Manhattan y el cine sigue siendo la gran pasión de Martin Scorsese, como demostró el pasado miércoles en el Festival de Cannes. “Todos vamos a desaparecer y el cine con nosotros. ¿Pero por qué ahora? ¿Por qué permitir que eso desaparezca?”, se preguntó el director de 75 años ante un público que le recibió en pie y que llenaba el Teatro de la Croisette. Era un acto de homenaje previo a la recepción de la Carroza de Oro de la Quincena de Realizadores, la sección más independiente del certamen, que premia cada año la trayectoria de un cineasta consagrado. Un premio muy agradecido por Scorsese, que comenzó su carrera internacional en Cannes y precisamente en esa Quincena que en 1974 recibió primero con reticencias y luego con los brazos abiertos una de sus primeras películas, Malas calles, que la noche del miércoles volvió a proyectarse en su honor. Fue la primera vez que Scorsese participaba en Cannes, donde solo dos años después se llevaría la Palma de Oro por Taxi Driver, y reconoció que aquello fue uno de los mejores momentos de su vida profesional. “Iba libremente de un sitio a otro, encontrándome con todo el mundo, con estrellas, directores, productores, cineastas que también empezaban como Wim Wenders, fue una época increíble”, reconoció el director sin nostalgia.
Por otro lado, Penélope Cruz volvió a ser protagonista ayer en Cannes tras inaugurar el festival el martes junto a Javier Bardem con Todos lo saben. La actriz española presentó junto a Jessica Chastain, Marion Cotillard, Fan Bingbing y Lupita Nyong’o su futura película de espionaje, 355, que pretende subvertir un género dominado por hombres. Las actrices llegaron en barco al muelle del exclusivo hotel Majestic para adelantar con un posado ante la prensa gráfica una cinta que dirigirá el británico Simon Kinberg.