FESTIVALES ÓPERA
Oriol Broggi desnuda de artificios ‘La Flauta Mágica’ en Peralada
La Flauta Mágica, la ópera que ideó Wolfgang Amadeus Mozart en 1791, es desde siempre una pieza en la que la parte teatral tiene un peso fundamental, así que los responsables del Festival de Peralada escogieron al director Oriol Broggi para que la hiciera brillar en su debut en el género.
Broggi tiró de experiencia y talento para crear una propuesta que hubiera sorprendido a la mecenas de esta cita ampurdanesa, Carmen Mateu, fallecida a inicios de año y a la que la noche del lunes se rindió homenaje con esta producción propia. La puesta en escena es austera –sillas de entoldado y una rampa- con el objetivo de acercar al público la esencia del género: la música y la lírica. “He intentado no tocar demasiadas cosas, porque con la ópera hay poca opción de incidir realmente, pero sí que he querido ir a buscar aquello más conceptual, más solemne,” explicó el mismo Broggi. En Peralada, el viaje iniciático de Tamino y Pamina se convirtió, también, en el del dramaturgo, que asegura haberse sentido “muy cómodo” ayudando a hacer fluir los tempos marcados por el libreto original y las partituras de Mozart. Dentro de la voluntad de acercar el género a todos los públicos, Broggi recortó diálogo en alemán –aquí, subtitulado- y puso más peso en la figura de uno de los sacerdotes (Lluís Soler) que hizo de narrador y explicó detalles del argumento. Broggi demostró, con un vestuario adaptado al siglo XXI, cómo la ópera de Mozart se mantiene inmortal tres siglos después.