PATRIMONIO ESCULTURA
El Sant Crist de Cervera 'viaja' a Barcelona para su restauración
Técnicos del Centre de Restauració de Béns Mobles de la Generalitat trasladaron el pasado martes el Sant Crist de Cervera, la venerada talla de la iglesia de Sant Antoni patrón de la capital de la Segarra, hasta la sede de este equipamiento cultural en Valldoreix (Barcelona), donde será restaurada en el transcurso de los próximos 6 meses. La figura de madera, de principios del siglo XIV (ver desglose), es uno de los elementos más emblemáticos del patrimonio artístico-religioso de Cervera. Según Joan Riu, miembro de la parroquia de Sant Antoni, la escultura de madera presenta algún deterioro sobre todo en la zona de los pies, que es la parte que suelen tocar los fieles, y en uno de los brazos.
La talla del Sant Crist ya fue objeto de una primera actuación de rehabilitación en 2004, cuando se cambió la cruz que le da soporte y se llevó a cabo una restauración general de la figura. También en 2015 la artista local Alba Cuñé pintó los frescos que luce el altar mayor de la iglesia de Sant Antoni, donde se sitúa habitualmente la figura escultórica. El actual templo de Sant Antoni, en la calle General Güell, es una construcción barroca del siglo XVIII, en el espacio ocupado por el anterior edificio románico del siglo XIII. La fachada actual se construyó en 1787, a cargo de los Administradors del Sant Crist y, por ello, hicieron representar en la parte superior del portal un relieve alusivo al Sant Crist crucificado que se venera en el templo. La parroquia tiene previsto el retorno de la talla y su ‘estreno’ la próxima Semana Santa.
Un regalo de dos ángeles en el XIV El Sant Crist de Cervera es una escultura de gran valor artístico, de transición entre el románico –el hieratismo del rostro de Cristo– y el gótico, por el resto de trazos del cuerpo e indumentaria. De origen anónimo, “presenta el estilo de principios del siglo XIV”, según el historiador Duran i Sanpere. La leyenda local cuenta que dos peregrinos que pidieron acogida una noche en el hospital, y que al día siguiente dejaron la talla en la habitación, eran en realidad dos ángeles que recompensaron la generosidad de los regentes de la institución con este regalo.