ÓBITOS POLÍTICA
Adiós a una voz del feminismo
La exministra socialista Carmen Alborch falleció ayer a los 70 años (el próximo día 31 habría cumplido 71), víctima del cáncer que padecía desde hacía dos años. En los últimos días permanecía sedada en su casa en Valencia. Los principales líderes políticos del país lamentaron el fallecimiento de Alborch, cuyo funeral se celebrará hoy en la más estricta intimidad. Política, profesora y escritora valenciana, fue ministra de Cultura en el gobierno de Felipe González entre 1993 y 1996. Su carácter desenfadado, sus convicciones feministas –durante toda su vida defendió la igualdad entre hombres y mujeres– y su experiencia laboral y política la convirtieron en un referente social, sobre todo en la España de los años noventa.
Su última aparición pública se produjo el pasado 9 de octubre, Dia de la Comunitat Valenciana, cuando recibió la Alta Distinción de la Generalitat. En su discurso, aseveró que el feminismo “debía ser declarado Patrimonio de la Humanidad”. En su currículum figuran numerosas distinciones por su lucha por la igualdad entre mujeres y hombres, como el Premio de Mujeres Progresistas, el Premio Meridiana de la Junta de Andalucía, el Premio Rosa Manzano 2007 o el Premio de Gabriela Sánchez Aranda 2009. Fue socia de honor de la Asociación Clásicas y Modernas y de la Asociación de mujeres investigadoras y tecnólogas. Además, recibió también el Premio Generando Arte 2015, concedido por la Asociación Generando Arte de mujeres artistas.
Como autora, además de diversas obras especializadas relacionadas con el Derecho Mercantil –se doctoró en Derecho en la Universidad de Valencia–, Alborch publicó títulos como Solas, gozos y sombras de una manera de vivir (1999); Malas, rivalidad y complicidad entre mujeres (2002); Libres, ciudadanas del mundo (2004), La ciudad y la vida (2009) y Los placeres de la edad (2014).
Tras comandar la dirección general de Cultura de la Generalitat valenciana y poner en marcha el Instituto Valenciano de las Artes Escénicas, fue nombrada directora del Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM) –cuyo auditorio propondrán ahora que lleve su nombre–, al frente del cual figuró desde 1989 hasta que Felipe González la llamó a su lado en 1993 para la cartera de Cultura.
En 2016 dejó la primera línea de la política y se reincorporó como profesora honoraria de la Universidad de Valencia.