Cultura
Invitados 'sorpresa' en La Seu
La restauración del conjunto pictórico de 16 lienzos del Museu Diocesà d’Urgell pone de manifiesto que se trata de una colección excepcional || Se exhibirán a partir del próximo año
La Capella dels Dolors del Museu Diocesà d’Urgell, en La Seu d’Urgell, exhibirá a partir del próximo año una colección de 16 lienzos datados del siglo XVI , cuya reciente rehabilitación por parte del Centre de Restauració de Béns Mobles de Catalunya ha puesto al descubierto que se trataba de un conjunto pictórico excepcional en Europa.
El Museu Diocesà d’Urgell contará el próximo año con un nuevo y excepcional aliciente en su discurso expositivo. Se trata del conjunto de 16 pinturas sobre tela procedentes de la Catedral de La Seu d’Urgell, datadas del último tercio del siglo XVI y que representan patriarcas y profetas, cuya restauración fue presentada esta semana. Su singularidad radica en que es una de las poquísimas traducciones figurativas que se han conservado en Europa de la historia del Antiguo Testamento de Jacob con sus 12 hijos. Además es el ciclo pictórico más antiguo que se conoce. Las telas han sido restauradas desde 2014 por el Centre de Restauració de Béns Mobles de Catalunya (CRBM), con el apoyo económico de la Fundació Banc Sabadell y el departamento de Cultura.
La intervención ha servido también para estudiar las obras, y los profesores Joan Bosch y Adrià Vázquez, de la Universitat de Girona-Institut Català de Recerca en Patrimoni Cultural, se han encargado de aportar la información histórica de las piezas. En este sentido, que las obras son excepcionales lo demuestran aspectos como el hecho de que en Europa es una de las tres series pictóricas que se han conservado de esta temática. Las otras son el ciclo de Las tribus de Israel, de Francisco de Zurbarán
El conjunto es de las pocas traducciones figurativas de Europa de la historia de Jacob y sus 12 hijos
–pintado probablemente entre los años 1640 y 1645, conservado desde mediados del silgo XVIII en dos colecciones inglesas– y los frescos de la iglesia de Saint Mary de Virgin, de Burton Latimer, en Inglaterra. Además, se conoce una interpretación escultórica en forma de relieves en la iglesia de los Sants Joans de Valencia. Asimismo, son muy apreciados cuatro grabados publicados en los Países Bajos durante la segunda mitad del siglo: los doce patriarcas de Dirk Volkertsz Coornhert (1550), los de Joos Lambrecht (Ghent, 1552), los de Jan Sadeler publicados en 1585 y los de Jacques de Gheyn (1589). En este contexto, las pinturas de La Seu d’Urgell no solo serían las más antiguas, sino que se trata de una serie temáticamente muy original, dado que todo parece indicar que parte de un diálogo tanto con las series más antiguas (las de Dirck Volkertsz y Joos Lambrecht) como con alguna edición del libro Los testamentos de los doce patriarcas, que fue muy popular en Europa Central y Gran Bretaña durante los siglos XVI y XVII.
En este contexto, la temática de la serie de pinturas conservadas –que probablmente perteneció a alguno de los obispos de Urgell de finales del siglo XVI– se comporta a modo de sermón visual ya que hace referencia a las virtudes que es necesario seguir y a los vicios que se deberían evitar. En este sentido, el historidor Joan Bosch destacó algunos detalles que aparecen en las telas, entre ellos, que “hay representaciones emblemáticas muy singulares, como la presencia de una figura femenina muy escotada y que devora un corazón. És un símbolo que corresponde al vicio de la envidia”. De hecho, este “mensaje estético” de las obras se pudo descubrir gracias a la restauración, según explicó la responsable de Pintura del Centre de Restauració, Maite Toneu. El motivo es que el proceso de restauración dejó al descubierto unas pinturas de un gran “valor pictórico e iconográfico” que inicialmente parecía no existir. “Era una colección muy distorsionada”, explica. Las obras estaban “muy repintadas y sucias” y no se apreciaba su importancia, explicó. Toneu detalló que las telas tienen “una sutileza y un tratamiento de calidad, con muchos detalles en las caras las ropas y todos los atributos de las figuras.” Además, destacó la importancia de haber podido recuperar los fondos de las pinturas, que estaban “totalmente repintados”. No en vano, estaba documentado que a finales del siglo XIX todas las pinturas se habían repintado de forma invasiva por un pintor local. En cambio, el proceso iniciado en 2014 se basó en el criterio de la mínima intervención, con el objetivo de aportar a las obras la máxima estabilidad. Y es que la capa pictórica presentaba pérdidas en varias partes, además de una capa de polvo. Asimismo, la tela estaba oxidada y rota en algunas partes. Tras los análisis preliminares (ver desglose) la intervención empezó con una desinsectación, se desmontaron los marcos y se limpiaron en seco los reversos de la tela y del bastidor. Entre otros procedimientos, durante el resto de la intervención la pintura se limpió cuidadosamente con sistemas de control del pH y se eliminaron las repintadas posteriores. Las telas desadheridas volvieron a pegarse y en aquellas zonas en las que se había perdido tela original se aplicaron injertos de tela de lino. Los marcos se limpiaron y se eliminó la purpurina antes de volver a colocarlos. En definitiva, un minucioso proceso para que brillen con luz propia en el Museu Diocesà.