Edificios más protegidos

No solo hay que proteger el patrimonio que se construyó muchos siglos atrás. Para conseguir que los tesoros de época contemporánea lleguen en buen estado a las generaciones venideras es importante valorarlos. Por ello, Cultura ha impulsado un estudio sobre testimonios de arquitectura e ingeniería de finales del XIX y principios del XX.

Poner en valor el patrimonio arquitectónico de entre 1850 y finales del siglo XX, inventariarlo, protegerlo y restaurarlo. Estos son los principales objetivos de las conclusiones del estudio Anàlisi i Valoració del patrimoni arquitectònic dels segles XIX i XX a Catalunya surgido de las

primeras Jornades d’Arquitectura i Patrimoni, organizadas este 2018 por la dirección general de Patrimonio Cultural de la Generalitat. Para lograrlo, los expertos se han propuesto seleccionar y estudiar algunas de las obras más significativas que merecen ser consideradas arquitectura de autor y, a partir de aquí, dilucidar si la protección (o la no protección) de la que gozan actualmente es la adecuada, si debe de reforzarse, si es necesario modificarla o, incluso, proponer incorporarla en el inventario arquitectónico de Catalunya para catalogarlacomo Bien Cultural de Interés Nacional o Bien Cultural de Interés Local. No sería la primera vez que un edificio pasa sin pena ni gloria durante décadas antes de que le sea reconocido su mérito, ya sea desde el punto de vista urbanístico o arquitectónico. Para evitarlo, Cultura ha elaborado un catálogo con 438 edificios distribuidos alrededor de toda Catalunya. Entre ellos, medio centenar pertenecen a las comarcas de Lleida. El resto se reparten entre los 152 de la capital catalana, 89 en la provincia de Barcelona, 63 en la de Tarragona y 84 en Girona. Además de la suma de los valores históricos, arquitectónicos y artísticos, los expertos han tenido también en cuenta criterios como la presencia en las publicaciones históricas, premios recibidos o las aportaciones de varios profesionales.

Medio centenar de edificios de Lleida, en estudio para protegerlos como Bien Cultural de Interés Cultural

La Seu d’Urgell, La Vall de Boí, Gimenells, Sucs, o La Pobla de Segur acogen algunos de los edificios

Entre los más relevantes de la provincia de Lleida destacan elementos como la iglesia del convento de la Sagrada Família d’Urgell, en La Seu d’Urgell. Se trata de un equipamiento religioso todavía en uso situado en pleno centro de la capital del Alt Urgell, al pie del paseo Joan Brudieu, conocido también como La Punxa, que cuenta con una residencia pública. Obra de los arquitectos Josep Puig i Josep Miquel Serra abrió al culto en 1959. Se trata de una representación del arte eclesiástico contemporáneo de la ciudad en la que destacan unos grandes vitrales y un gran viacrucis de nogal, obra del escultor Tomàs Bel. En la misma ciudad, Casa Cusí es un edificio residencial todavía hoy habitado; una edificación muy conceptual, que aprovecha las líneas rectas y con materiales naturales y elementos tradicionales, informa C. Sans. Por su parte, la presa de Canelles, situada en Os de Balaguer, es una de las obras arquitectónicas hidráulicas más impactantes construidas en Europa en los últimos 50 años. Ya en Lleida ciudad, se encuentra la llamada Casa Magí Llorens, situada en el cruce entre las calles Major y Cavallers, obra de los arquitectos Francesc Lamolla Morante y Francesc de Paula Morera i Gatell. La idea de su promotor, Magí Llorens, era construir una casa modernista del estilo que tanto triunfaban en el Eixample de Barcelona. Su construcción empezó en 1897 y llegó a ser conocida como La Pedrera de Lleida. Además de ser residencia del poeta Magí Morera, acogió varios usos, desde la imprenta de Joventut Republicana a la Cruz Roja, pasando por la franquista Organización Juvenil Española (OJE).

La catalogación se llevará a cabo con tres niveles de aplicación En el caso de los edificios propuestos para catalogar como Bien Cultural de Interés Nacional (BCIN), la intención es hacerlo de forma progresiva, con tres niveles de aplicación. Así, en una primera fase, 49 de ellos deberán ser protegidos con carácter de urgencia. En las dos siguientes fases de revisión se comprobarán un total de 234 elementos más. Finalmente, los 155 restantes deberán de ser propuestos por los ayuntamientos para ser protegidos como Bien Cultural de Interés Local (BCIL). La decisión sobre cuales son los edificios merecedores de la distinción surge de una primera distinción llevada a cabo por el Servei de Patrimoni Arquitectònic del departamento de Cultura, que recoge información básica de la arquitectura de finales del siglo XIX y principios del siglo XX, tanto modernista, como del patrimonio industrial, pasando por el movimiento moderno.