CULTURA
Animac reivindica la animación hecha con las manos
"El stop motion no ha cambiado, ha cambiado el mundo", dice el premio Honorífico del festival, Peter Lord
El referente de la animación stop motion Peter Lord (Inglaterra, 1953) ha pisado Lleida por primera vez este fin de semana para recoger el premio Honorífico de Animac 2019. Lord es uno de los referentes del stop motion y, junto con David Sproxton, crearon el estudio Aardman en Bristol, la productora de animación stop motion más longeva y exitosa de la historia del cine.
Peter Lord ha reivindicado hoy, en una entrevista con la agencia ACN, la animación hecha con las manos y asegura que desde hace cincuenta años, cuándo él empezó, hasta ahora, el stop motion no ha cambiado. "Ha cambiado el mundo y la manera en que se utiliza la técnica", asegura. Lord explica que con la aparición de las nuevas tecnologías, si se quiere hacer un monstruo, se puede hacer con un ordenador. Y puede ser muy convicente, reconoce, "con colores brillantes y mucho dinamismo", pero no es lo mismo.
El stop motion, explica, quizás no parece tan espectacular, pero la realidad es que a la gente les gustan los títeres. Hacer títeres, asegura, es "placentero y terapéutico, puedes tocar los muñecos y trabajas en el mundo real", añade. Además, asegura, los niños pueden hacer stop motion desde bien pequeños y en casa, porque se puede hacer con todo tipo de materiales y sólo se necesita imaginación.
Lord ha creado ocho largometrajes en veinte años. En animación stop motion se producen por término medio seis segundos a la semana. "Puede sonar descorazonador", reconoce, pero es "apasionante". Peter Lord celebra que haya gente joven por todo el mundo interesada por el stop motion aunque reconoce que esta técnica es minoría en las escuelas de animación, donde sólo tres o cuatro de cada veinte alumnos se dedican a ello.
Actualmente, Lord está acabando la película 'Shaun de Sheep Farmageddon', basada en una oveja muy popular por todo el mundo, asegura. El título de la película suena "como si fuera el fin del mundo dentro de una granja", bromea. Se hace en un gran estudio donde trabajan 200 personas cada día. Para Lord, es más fácil trabajar con animación que con actores reales porque los muñecos "no se quejan nunca y hacen exactamente lo que les decimos que hagan", dice.