MÚSICA GRUPOS
'Aún nos emociona este trabajo'
“Aún nos emociona nuestro trabajo, la música; por eso sería estúpido dejar la mejor profesión del mundo, en la que haces feliz a la gente”, aseguraron ayer a SEGRE Lluís Gavaldà y Joan Reig, cantante y batería de Els Pets. Por eso, ya cuentan los días que les falta para regresar a Lleida para tocar ante ‘su’ público, el próximo 26 de abril en la Llotja en la gira de presentación de su nuevo álbum, Som. En este sentido, Gavaldà afirmó que “la mayoría de la gente no se acuerda, pero en nuestros inicios hace tres décadas no habríamos sobrevivido sin el público de Lleida, incluso iniciando giras en Ponent. No queremos olvidar esta complicidad de Lleida con Els Pets y no queremos perderla”. Una complicidad que en esta ocasión ha subido un peldaño más con la producción de Som a cargo del leridano Joan Pons en el Teatre de ca l’Eril de Guissona el pasado mes de julio. “Fue una experiencia deliciosa y nos encantaría repetirla, aunque falta por ver si el Petit de Cal Eril aguantaría otra vez a estos yayos”, comentaron entre risas Reig y Gavaldà. La edad de Els Pets siempre sale a relucir en las entrevistas: “Seguiremos mientras la gente nos aguante; en cada disco nuevo nos da miedo por si el público se ha cansado y no vendrá a escucharnos”. De momento, con Som no tienen de qué preocuparse: premio Enderrock de la crítica al mejor disco del año y ‘fichados’ para el Doctor Music Festival en julio en Escalarre. Gavaldà y Reig ‘alucinan’ con el festival: “Hace veinte años fuimos de público a disfrutar de David Bowie, Nick Cave, Iggy Pop..., ¡y ahora nos subiremos al escenario para cantar al lado de King Crimson! Es un regalo que no nos esperábamos”.
Los fans de Els Pets tampoco se esperaban que una de las nuevas canciones, Corvus, sobre los abusos sexuales a un niño por parte de un sacerdote, fuera una historia autobiográfica de Joan Reig. “Son episodios de la vida que te marcan, incluso llegas a negarlo para tratar de olvidarlo”, explicó el músico, que ‘sufrió’ al antiguo rector de Constantí. Hace dos años vio su esquela en un diario y decidió escribir esta canción “como terapia para cerrar una historia triste de mi vida”.